TELEVISIÓN

Mi Amigo Hormiga: del dolor a la creación

A partir de un diálogo exclusivo con su director, te contamos el detrás de escena de esta historia pensada como musical que se transformó en serie televisiva por la llegada de la pandemia.

La serie argentina dirigida por Diego Sebastián Oria se estrenó en la plataforma Cablevisión Flow y su creador expresó que no descarta la posibilidad de una segunda temporada.

Por Alfonsina Carissimo


La pandemia afectó social, económica y emocionalmente a todas las personas y sectores. El aislamiento; la falta de contacto con la naturaleza y el aire libre; la ausencia del contacto físico con otras personas; y el incesante temor por contagiarse impactaron negativamente en las sociedades. En este sentido, se realizaron estudios que demuestran que el aislamiento social prolongado tiene un impacto negativo sobre el sistema nervioso y sobre el comportamiento de las personas. Pero fue de ese dolor causado por la pandemia que Diego Sebastián Oria, director de “Mi Amigo Hormiga”, hizo resurgir su historia; tal y como en una resurrección.

“Mi Amigo Hormiga” se pensó como musical y tenía fecha de estreno en mayo del 2020, pero la llegada de la pandemia postergó su lanzamiento. Encontrándose en esta situación, muchas obras fueron transmitidas por plataformas de streaming y otras simplemente fueron suspendidas. Este último fue el caso de “Mi Amigo Hormiga”. “Sentí mucha angustia, mucha tristeza. Tenía muchas ganas de que esa historia se cuente en Buenos Aires y en todo el país; habíamos logrado que distintos directores de otras provincias dirijan la obra”, expresa el director y creador de la serie.

ADOLESCENCIA, DE ADOLESCER

“Flama”, “no me descanses” o “estamos en una” son algunas de las frases que los personajes de la serie de Oria repiten capítulo a capítulo. Desde el guión, Diego Sebastián Oria y Jeremias Magnaghi Rudy lograron captar la inconfundible esencia que caracteriza a los adolescentes centennials que ya venían, desde hacía mucho tiempo, familiarizados con palabras como “streaming” y “videochat”. 

Además, “Mi Amigo Hormiga” refleja, a la perfección, lo que significa la adolescencia en la vida de las personas y trata, sin tabúes, temas como la terapia, los desórdenes alimenticios y las relaciones sexuales. José Giménez Zapiola o “El Purre” interpreta a Julián, un adolescente de 17 años que tiene sueños inusuales con hormigas y que, gracias a las sesiones – virtuales – de terapia a las que asiste, comenzará un camino introspectivo que lo guiará en la búsqueda de su identidad.

Con el pasar de los capítulos, los personajes de la serie tendrán diferentes encuentros – presenciales y virtuales – que irán dilucidando sus diversas formas de relacionarse. Una de las aristas que logra la verosimilitud de la historia de Oria es la manera en la que los jóvenes cambian su forma de actuar dependiendo de la persona con la que se encuentren. Con respecto a esto, el director de la serie expresa: “Si bien lo plástico vende, intentamos que la serie no sea una cuestión plástica; los personajes de mi amigo hormiga son según su circunstancia”.

La serie, además, se anima a plantear interrogantes. ¿Qué es lo que está bien?; ¿por qué pasa esto?; ¿de dónde surge este sentimiento? “A veces me siento solo”, le dice Julián, protagonista de la serie, a su diario íntimo digital. Y, en ese momento, el espectador recuerda su primera agenda, en la que escribía a diario lo que le pasaba, o su primer blog, en el que publicaba lo que no se animaba a contarle a nadie; y así, Oria también recuerda sus primeras sesiones de terapia allá por 1999.


LA PANDEMIA, UN COMPONENTE INDISPENSABLE

“Mi Amigo Hormiga”, de principio a fin, fue grabada en pandemia. Los escenarios eran los lugares que estaban permitidos, según la fase en la que se encontraba la Ciudad de Buenos aires, para la libre circulación: plazas, veredas, ríos y las casas de los protagonistas. Además, los actores no podían tener ninguna clase de contacto físico entre sí, lo que, según el director, resultaba antinatural a la hora de actuar.

Oria podría haber esperado. Si bien el panorama era incierto, las fases se levantaban y era esperable que, eventualmente, los shows teatrales volvieran a estrenarse. Sin embargo, el director eligió grabar en plena cuarentena. “La solidez de la serie se encuentra en la debilidad de los sentimientos causados por la pandemia”, manifiesta Oria.


Toda la gente con la que había hablado estaba destrozada por la pandemia, como yo, entonces creí que lo mejor iba a ser mudar esas emociones. Hoy, viendo la serie, noto un montón de cosas técnicas que hay que mejorar, pero estoy orgulloso de haber contactado con el corazón de la gente que trabajó en la producción”, expresa.


Oria cuenta que, al comienzo de la pandemia, no la pasó nada bien. El 3 de marzo nació su primera hija, Luz Valentina, y transitó su paternidad recién estrenada en pandemia. “En resumen, fue del dolor a la creación; se trató de transformar y no quedarse quieto”, manifiesta.


BELGRANO, TAXIS Y RECUERDOS

Cada producción de Diego Sebastián Oria, según él mismo, tiene una cuota obligatoria de algún aspecto personal de su vida. En el caso de “Mi Amigo Hormiga”, son varios los componentes con los que Oria se ve interpelado directamente: 

  • La locación: Oria vive en Belgrano, al igual que Julián, y conoce cada plaza del barrio porteño. No fue casualidad que la serie transcurra allí: no había tiempo para grabar en lugares desconocidos. Además, detrás de cada parque, de cada banco, de cada calle, hay una historia detrás que hace de “palanca” para que la escena cobre un sentido aún más fuerte.
  • La intermitencia de su padre: el papá de Diego falleció de cáncer en 2003 y siempre tuvieron una relación distante. Él se manejaba en taxi y Oria lo esperaba en el balcón de su casa, como Julián esperaba al suyo.
  • El padecimiento de la cuarentena: Oria cuenta que estaba viendo en su tablet el banner de la obra de “Mi Amigo Hormiga”, listo para darle enter y enviarlo, cuando le llegó una notificación que decía que la obra no iba a poder estrenarse. Entonces, como muchos artistas, el director comenzó a hacer transmisiones en vivo en Instagram con colegas. Un día antes de su cumpleaños, lo hizo con Damian Mahler, músico; cuando éste le preguntó cómo estaba, el director le confesó que la estaba pasando muy mal, a lo que Mahler le contestó que era hora de que se ponga a crear. Y así fue.

Cuando en las obras de teatro hay momentos «que funcionan», porque la gente se ríe; o llora; o se incomoda, el director es el encargado de captar eso y sostenerlo; en este sentido, Oria se autodefine como un “sostenedor”.  Él fue el encargado de asegurarse de que cada escena de la serie transcurra con un sentido especial, con la esencia que hace que «Mi Amigo Hormiga» sea lo que es hoy.


Estamos viendo la repercusión que tuvo la serie y estamos empezando a hacer un recorrido internacional, además, no descartamos una segunda temporada de Mi Amigo Hormiga”, confiesa Oria.


Como el aleteo de una mariposa; como una palabra en una conversación; como una gota en el mar pueden causar acontecimientos inexplicables, si una persona tocara un hormiguero podría causar estragos en esa comunidad de hormigas. Porque ellas obran con paciencia, dedicación y perfeccionismo. Y, así también, trabaja Diego Sebastián Oria. “Me gusta respetar de dónde nacen los proyectos y ésta es una serie del corazón, es un milagro”, concluye el director.

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