Desde principios de abril está disponible en Disney Plus “La chica más rara del mundo”, la primera película independiente argentina en estrenarse en la plataforma. Minúscula habló con su director, Mariano Cattaneo, sobre los secretos del film que está conquistando al público de toda latinoamérica.
– ¿Cómo nació este proyecto?
– Fue a partir de un cuento corto que escribí en 2011 – editado en formato de libro ilustrado por Fan Ediciones – que habla de Melién, una chica que tiene el poder de llevar sus dibujos a la vida.
Es una historia que me gusta muchísimo. Habla de mi pasado y también del de un montón de personas que se dedican al arte. Habla de eso: de las ideas, de cómo llegan, cómo se generan y qué pasa con ellas.
– ¿Cómo fue la escritura del guión?
– Siempre quise expandir el universo esbozado en el cuento, hablar más sobre esta chica; sobre el poder de la creación y la imaginación. Me lancé a hacer el guión porque quería transitar ese camino: desarrollar un largometraje y hablar de esto de aceptarse tal cual somos, de convivir en tu propio universo más allá de si hay alguien que dice que “sos raro”, porque como dice Melién: “Después de todo, quién no es raro ¿no?”.
El primer guión tenía 130 páginas, era enorme, después pasó por la limpieza de realidad: “Bueno esto ¿puedo hacerlo o no?”. Empecé a quitarle capas y dejar lo más importante. Así terminó formándose el texto de la película con cosas nuevas porque, cuando uno está estructurando, empieza a ver nuevos caminos y me daba cuenta que el tronco de la historia era lo más importante a seguir.
EL LABORIOSO PROCESO DE ARMAR UN ELENCO
Sobre el armado del elenco, Cattaneo explica que se trató de un proceso extenso en donde la búsqueda de los y las intérpretes se enfoca en tres características: hallar las voces, las caras y las actuaciones exactas para los personajes.
“Estoy muy contento con el elenco: Celina Font en el papel de la madre de Melién; Guido D’Albo haciendo del abuelo, con una química terrible con Melién, que es Gina Mastronicola, un gran talento; Ornella D’Elía es Tamara con una impronta muy grande; tenemos a Narella Clausen haciendo de ‘La chica de blanco’, este fantasmita que aparece por ahí; Xavier Nazar con una simpatía tremenda como Nicolás; Denise Bárbara es Florencia, con mucha magia cada vez que aparece en la película; Juli Marín y Magalí Draiman haciendo de los secuaces de Tamara con mucha simpatía. La verdad es que han hecho crecer la película. Costó llegar a ellos pero cuando lo hicimos nos dimos cuenta que la película ganó muchísimo”,
cuenta el director.
UN RODAJE ATRAVESADO POR LA PANDEMIA
Al preguntarle sobre las vivencias dentro de la filmación, el director cuenta que se vivió de una forma maravillosa a pesar de que la pandemia lo interrumpiera a las dos semanas. Para retomar la filmación el equipo tuvo que esperar ocho meses para continuar con la película.
“No nos desesperamos y trabajamos durante la pandemia. Trabajamos en el corte y editamos lo que habíamos hecho. En la parte animada que hay en la película, esbozamos cosas de los vfx y logramos avanzar con la distribución. Fue muy positivo porque usamos el tiempo y encaramos la segunda etapa con mucha alegría”, relató.
– La película tiene momentos de reflexión muy profundos, como cuando Melién dice que los monstruos son reflejos de nosotros, ¿cuál es tu mirada sobre el bullying?
– El tema de los monstruos, del miedo, es algo primario del niño, la niña, que empieza a temerle a la oscuridad pero también es un simbolismo de algunas cosas que también tenemos los adultos: ¿qué es en sí un monstruo?, ¿qué es en sí el miedo? Yo creo que muchas veces uno dice: “Este es un monstruo”; como primera impresión, pero si empezamos a analizar eso, empezamos a entrever otra faceta, se empieza a echar un poco más de luz sobre eso.

Traté de hablar de eso, de esa primera impresión que alguien tiene sobre algo pero que si dejamos ver tal vez tenga un poco de algo nuestro, que también lo veo personificado en el personaje de Tamara. Ella ataca a Melién de alguna forma pero en realidad es por un faltante que tiene ella, a ella le falta algo que lo ve de sobra en Melién y eso es lo que le genera el rechazo de ella.
En la película, a Tamara no le salen las cosas bien. Melién es una chica con mucha autoestima que se acepta tal cual es, entonces Tamara, en su intento, falla siempre. Ella dice que el otro es un monstruo pero tal vez sea el reflejo de ella lo que está viendo.

Me gustó explorar esa parte porque es algo que muy pocas veces se ve. Siempre el bullying está tomado desde el lado del castigo y acá traté de tomarlo desde el lado de que el que hace bullying lo está haciendo porque hay algo que le falta a sí mismo. Es como una ausencia que encuentra en el otro.
También quise abordar el tema de que ser raro no está mal. Que tener gustos distintos a otros es tener gustos distintos a otros y nada más, que hay que frenarlo de esa forma. El bullying siempre está mal, siempre, y ojalá siempre se pueda hablar a tiempo. Ojalá esta película sirva para demostrar eso.
-¿Cómo vivís el estreno de la película en Disney+?
– Con mucha alegría porque al cine nacional le cuesta mucho encontrar espectadores. Tener una película apuntada a un público infantojuvenil, en la plataforma por excelencia de ese target de audiencia es una alegría enorme.
Estamos en el mejor lugar donde podíamos estar. Hemos trabajado mucho para lograrlo. No nos olvidemos que es una película independiente que logró entrar a Disney+. Me siento muy orgulloso del equipo que tenemos porque hizo todo lo posible con los medios que tenía.
Es mucha alegría, por un lado me da una especie de vértigo, pero es muy lindo. Que puedan ver mi película en el mismo momento en que se subió, una chica o un chico de México, de Perú, Uruguay, Argentina o Colombia, es muy lindo.
– Otro de los puntos altos de la película es la convivencia de los personajes reales con los del mundo imaginario, ¿cómo fue el trabajo junto a los efectistas para lograr que el resultado final sea tan orgánico?
– Eso fue súper premeditado. Primero por saber las limitaciones que tiene uno. En un presupuesto sabe que no puede tener los efectos de Harry Potter, pero hay elementos fantásticos en la película y tenían que estar representados; pero también quería que sean orgánicos a la historia.

Por ejemplo, el monstruo que aparece, yo no quería que sea completamente digital; quería que esté ahí para que se sienta esa sensación artesanal práctica, a mí me gustan mucho los efectos prácticos, quería que esté ahí, entonces lo que hicimos fue una mixtura. Nuestro monstruo es real pero todo lo que es la cara – si bien estaba hecha la máscara gigante y la usó el actor – está digitalizado. Todo lo que es facciones de movimiento de cara son todos unos vfx hechos por Traslamedia Films, unos chicos cordobeses geniales que han laburado muy bien. Lograron esta mixtura de efectos prácticos y digitales que queda muy linda.
– Por último, me gustaría que cuentes alguna anécdota de filmación que te guardes de este proyecto.
– Hay una escena en la que Melién busca el consejo de su abuelo y tiene que contarle algo muy difícil. Entonces, ella tiene que buscar paralelismos o buscarle una vuelta para que él la entienda, le dé algún consejo que le sirva y no piense que está loca. Ella no le quiere decir del todo la realidad pero a su vez necesita el consejo del abuelo.

Me encanta ese diálogo entre abuelo y nieta. Y la verdad que hubo una química entre ellos dos muy grande y mientras que estaba grabando la escena sentía que eran los personajes. Eran Melién y Mateo hablando sobre los miedos, sobre cómo avanzar en la vida cuando hay algo que creés que te va a superar y me pareció maravillosa la escena por ellos y mientras la estaba grabando sentía una gran emoción. Fue un momento inolvidable.