David “El Griego” Samarás (Leo Sbaraglia) lo tiene todo. Vive de canjes, viaja en primera, es productor de “Hoy se arregla el mundo”, un talk show que lleva siete años al aire. Además, tiene apalabrados la venta de varios formatos que van a revolucionar la industria televisiva. Eso dice. La verdad es que hace mucho que nadie ve su programa y está al borde de ser levantado. Su vida, como su programa, es pura ilusión, decorado y luces de neón; excepto por un detalle: Benito (Benjamín Otero).
Benito es el hijo que El Griego tuvo con Silvina (Natalia Oreiro) hace 10 años. Es lo único real que hay en su vida después de un matrimonio fracasado, pero como puede suponerse, este adolescente tardío que camina hacia los cincuenta sólo se preocupa por una persona en el mundo: él mismo.
Una noche Silvina se reúne con su ex para decirle que planea llevarse a Benito del país, que una oferta de trabajo inmejorable así lo demanda, pero al él no le importa. No se inmuta. Como si fuera parte de uno de los guiones de su programa propone “seguir en contacto por zoom”.
En un último intento por llegar al hombre detrás del decorado Silvina pregunta “¿Vos lo querés?”. Con la mirada en su cena, y la mente quién sabe dónde El Griego dice: “Cómo no lo voy a querer si es mi hijo”. Silvina no puede manejar el dolor de esa respuesta automática. Movida por ese sentimiento desliza lo que se juró jamás decir: “¿Estás seguro que es tuyo?”. Las palabras llegan al Griego pero cuando las descifra ya es tarde, la mujer que intentaba despertar su humanidad se había ido. Literalmente. Al salir del restaurante bajo ese estado de ánimo cruzó la calle sin mirar y no pudo ver al auto que venía hacia ella.
La confesión de Silvina hará que El Griego haga lo que cualquier hombre enamorado de sí mismo haría en su lugar: decirle a su hijo: “No soy tu papá”. Benito hará entonces lo único que puede hacer: pedirle al Griego que lo ayude a buscar “a su verdadero papá”.
Esta es la historia de “Hoy se arregla el mundo”, la nueva película del director Ariel Winograd y el guionista Mariano Vera, que a través de una efectiva mezcla de road movie con toques de pareja dispareja, viene a mostrar a los espectadores que “la paternidad es todo un viaje”.
En esta nota exclusiva para Minúscula, Ariel Winograd y Mariano Vera nos cuentan los secretos detrás de su nueva película, protagonizada por Leonardo Sbaraglia y Benjamín Otero, que tuvo que esperar casi dos años para poder llegar a los cines.
En el verano de 2020, el director Ariel Winograd, estrenó “El robo del siglo” – la película más taquillera del año -. En paralelo, filmó “Hoy se arregla el mundo”, una historia escrita por Mariano Vera, guionista responsable de “Sin hijos” y “Mamá se fue de viaje”. Ambas fueron éxitos de taquilla y durante su estadía en salas fueron vistas por 508.434 y 1.713.804 espectadores respectivamente.
Aunque la idea original era estrenar la película para la Semana Santa de 2020, la pandemia hizo que las opciones se redujeran a dos: estrenar en plataformas o esperar para llevar el film a las salas de todo el país. El pasado 13 de enero, después de casi dos años, la espera terminó.
– ¿Cómo fue el proceso de escritura de la historia de El Griego y Benito?
Mariano Vera: La primera versión de este guión la escribí hace 12 años y surgió a través de un ejercicio de improvisación en un taller coordinado por Pablo Solarz. Yo acababa de ser padre y estaba muy tomado por esa novedad. Pero sentía que no terminaba de encontrar al personaje del Griego y quedó ahí, en un cajón, como tantas otras cosas. Pero con el paso de los años, esa historia me volvía. Siempre sentí que era una historia sencilla, para mi la economía es una virtud en la dramaturgia, pero con un potencial dramático muy grande y que a diferencia de la gran mayoría de ideas que uno tiene, el tiempo no la había desgastado. Era un conflicto universal y atemporal.
Finalmente en el 2018 les propuse la historia a Patagonik y escribí una nueva versión, adaptada a estos tiempos. En aquella primera versión del 2010 la guía que tenían para la búsqueda era la Agenda Citanova de Silvina. En la del 2018 pasó a ser su teléfono. Y también cambió el personaje del Griego. En aquella versión era un adolescente tardío de 30 años, al que la paternidad lo aterrorizaba, en cambio en la última se trata de un hombre de 45, más cínico, más egoísta, desconectado de todo vínculo posible.
– ¿Cómo vivieron el proceso de rodaje?
Ariel Winograd: Fue muy intenso. Estábamos estrenando al mismo tiempo “El robo del siglo”. Tengo un recuerdo de mucha emoción por lo que iba pasando con la película y después estar con el mismo equipo técnico y con la misma gente haciendo una película era algo muy gratificante.
Cuando se filma con niños el rodaje tiene algunas diferencias con los rodajes convencionales ya que con los chicos tenes una cierta cantidad de horas muy limitadas entonces lo que se hacía era filmar a la mañana las escenas con los adultos y se trabajaba con un niño doble y a la tarde se filmaba la misma escena con los planos cortos de Benjamín y los planos abiertos de la escena. Entonces a veces era un poquitito más complejo que lo normal pero no dejaba de ser un rodaje bastante tranquilo, en ese punto.
Mariano Vera: Siempre que se moviliza una estructura tan grande, con tanta gente, para filmar algo que uno escribió, la sensación es de emoción y de agradecimiento. Hacer cine en Argentina se asemeja bastante a un milagro. En este caso, la emoción fue mayor por tratarse de un cuento nacido desde el estómago y muy querido para mi. Y por darme cuenta que no solo me conmovía a mi, sino que esa emoción era compartida por todos. Además, tener a un monstruo como Leo Sbaraglia haciendo El Griego fue maravilloso.
– La película tiene grandes momentos para la risa y para la emoción. Me gustaría que me cuenten cuál es su momento preferido de la película como espectadores.
Mariano Vera: Me gusta mucho el momento en que El Griego y Silvina se despiden en su último programa. Es el momento en que ella se desprende de la historia y El Griego se queda sin culpables, debiendo afrontar lo que le pasa, lo que siente. Creo que ahí el cuento toma una dimensión emocional distinta. Pero coincido con vos, creo que el gran momento de la película es el final. Lloré mientras lo escribía. De verdad.
Ariel Winograd: El final. Yo creo que toda la película está construida para el final y filmarlo fue un gran desafío porque queríamos hacerlo en la hora mágica: el atardecer. Entonces se estuvo ensayando hasta llegar a ese momento y sabíamos que no teníamos tampoco mucha cantidad de tomas para hacerlo y en paralelo empieza como un plano secuencia en el cual acompañamos al griego y él se sube al auto y nosotros con la cámara nos subimos con él. Ese movimiento de cámara y puesta requería una logística que desde la puesta de cámara era compleja porque abarca muchas áreas y desde la parte de la actuación, sin spoilear el final, requería mucha concentración.
– ¿Qué recuerdo se van a guardar para siempre de esta experiencia?
Ariel Winograd: Fue muy emocionante trabajar con Leo, pronto vamos a volver a trabajar juntos, yo no había trabajado con él y siempre estaban las ganas y la verdad que me sorprendió para bien su dedicación y energía y como él construye sus personajes.
Mariano Vera: ¿Además de estrenar en pandemia? Já. Este cuento está muy relacionado a mi condición de padre, a entender de qué se trata este asunto. Y creo que eso es lo más potente que me va a dejar la experiencia. Haber podido plasmar, en un cuento de ficción, el barullo emocional que significa hacerse cargo de alguien. Es una película para mis hijos.