SALUD

Día Mundial de la Prevención del Suicidio: mitos y verdades sobre la muerte autoprovocada

Cada 10 de septiembre se celebra en todo el mundo el Día de la Prevención del Suicidio. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el suicidio es el acto deliberado de quitarse la vida. Se trata de un problema de salud pública importante pero a menudo descuidado, rodeado de estigmas, mitos y tabúes.

Desde Minúscula invitamos, no sólo hoy sino que todos los días, a la búsqueda de información y reflexión sobre esta problemática.


4 mitos sobre el suicidio

Uno de los muchos factores que pueden llevar a una persona vulnerable al suicidio es la publicidad sobre el tema en los medios de comunicación. Lejos de querer promoverla, pero sí con el fin de informar al respecto, a continuación se desmienten cuatro mitos sobre la muerte autoprovocada.


1- El que se quiere suicidar no avisa: falso.

El suicida envía numerosas alertas sobre lo que le pasa y hacia dónde está direccionando su mente. Nunca hay que subestimar este tipo de alertas tan explícitas y mucho menos si vienen de un adolescente. Se trata de llamados de atención, hay un sujeto sufriendo y esos llamados son reales.


2- Sólo los enfermos mentales piensan en suicidarse: falso.

El comportamiento suicida indica una infelicidad muy profunda pero que no conlleva necesariamente una enfermedad mental. Además, no todos los enfermos mentales quieren suicidarse.


3- El que intentó suicidarse una vez lo va a volver a hacer siempre: falso.

El mayor riesgo suicida es a corto plazo y es específico. Si bien las ideas suicidas pueden volver, éstas no son permanentes y quien haya tenido intención suicida, con un buen apoyo emocional puede tener una vida larga y feliz.


4- Hablar de suicidio puede interpretarse como estímulo: falso.

Hay un estigma generalizado al rededor del suicidio y la mayoría de las personas que contemplan el suicidio como una solución no saben con quien hablar. Hablar abiertamente de este tipo de pensamientos y comportamientos puede ayudar a otras personas, darle opciones, tiempo para reflexionar sobre su decisión, previniendo así el suicidio y fomentando el pedido de ayuda. 


Datos que alarman

Según la OMS, unas 800 mil personas se suicidan cada año, lo que representa una tasa estimada de 11,4 muertes por cada 100 mil habitantes. Las muertes por propia voluntad representan la segunda causa de fallecimientos entre los jóvenes de entre 15 a 29 años, después de los accidentes de tránsito. 

Sin embargo, la agencia sanitaria de Naciones Unidas admite que puede haber subnotificación, ya que el estigma y el tabú que rodean a este problema hace que no se denuncien a nivel mundial los casos de comportamientos suicidas no fatales. Se estima que sólo alrededor del 25% de quienes intentan quitarse la vida necesitan o buscan atención médica.

Según la Encuesta Mundial de Salud Escolar, que se realizó a 28.368 alumnos de 544 escuelas secundarias de la Argentina en 2012, el 16,9% de los adolescentes había considerado la posibilidad de suicidarse ese año. Se registró también un incremento del 3,5% de los adolescentes que habían realizado un plan concreto de cómo suicidarse: pasó del 12,6% en 2007 al 16,1% en 2012.


¿Y si lo hablamos?

Es importante entender que el suicidio es una problemática altamente invisibilizada y mientras más hablemos del tema, más bajaremos el nivel de silencio.

Existen muchas formas de ver la vida, para todo existen soluciones y tal vez lo que le pasa al otro no es tan importante para nosotros, pero es de suma importancia dejar de anular su emoción. La otra persona siente y piensa las cosas de un determinado modo; lo cual es totalmente válido.

Hay que aprender a entender que la persona que tenemos enfrente es una persona distinta a nosotros con un pensar, sentir y ver distinto. La ayuda nunca va a estar en desvalorizar la emoción si no en intentar entenderla y juntos, mediante un buen sostén emocional, solucionar.

Pedir ayuda a un profesional, armar un buen equipo interdisciplinario y una red de contención emocional son las claves para estos casos.

Si te sentís triste, tenés pensamientos nocivos hacia vos mismo y no sabés con quién hablar, existen números a los que podés llamar para que te ayuden.

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