Baterista, cantante, compositor de rock y blues, y fundador de una de las bandas que dio origen a lo que hoy llamamos “rock nacional”. Esa podría ser una buena carta de presentación de Javier Martínez, pero resulta insuficiente si se tiene en cuenta que quizás los lectores más jóvenes podrían no relacionar al nombre con el artista.
Como un modo de orientación más eficaz diremos que este artista llenó de música y melodías lugares emblemáticos de la ciudad como la Avenida Rivadavia o la Calle Corrientes; podría decirse también que es gracias a él que Avellaneda y el blues resultan inseparables.
Por si quedara algún tipo de duda, recurriremos al nombre con que elige presentarse en este momento de su historia musical, que ya lleva más de cincuenta años, y diremos que en esta nota vamos a hablar con “Manal Javier Martínez”.
A sus 75 años y con más de cinco décadas de carrera musical, el autor de “Jugo de tomate frío”, “Salgan al sol”, y “Corrientes” – el disco que en 1993 cambió la historia del rock y el blues en Argentina -, lanzó “Darse cuenta”, un nuevo material cuyo primer corte difusión “Si todos roban así” ya se encuentra disponible en su canal oficial de YouTube.
En este disco lo acompañan músicos como Pino Callejas, Patán Vidal y Zorro Salinas. Además de presentar nuevas canciones, el compositor reversiona el “Blues de Pappo”, tema con que homenajea a su amigo Norberto Aníbal Napolitano.
Sobre esta canción, cuya autoría comparte con Pino Callejas y Clavito Actis, Martínez explicó a Minúscula: “Lo escribimos dos o tres años después de que Pappo se fue para otro mundo y pudimos, de alguna manera, hacer el duelo porque éramos amigos. Con él compartí mi adolescencia, vivíamos a quince cuadras y compartimos el entusiasmo y el interés por el blues”.
— ¿Cómo elegís una canción para reversionar?
— Es puro sentimiento. Lo hago porque lo siento válido, porque escucho la versión original y siento que suena muy viejo, muy antiguo. El audio es una cosa que va progresando muchísimo. El de la década del ‘70 suena muy pobre. El contenido artístico, melódico, poético de la letra y valor del cantante hace que uno pase por alto el sonido que tiene y se deleite igual escuchándolo. Las canciones si son sinceras, si tienen verdad, son todas reversionables. Sino, son fabricaciones frívolas sin contenido serio.
— ¿Qué significado tiene para vos entrar a un estudio de grabación hoy?
— Entrar a grabar significa mi carrera, mi vocación, lo que yo elegí para hacer en la vida. Significa seguir con mi carrera mientras Dios me de vida y salud.
Sobre las diferencias acerca de las viejas grabaciones en tiempos analógicos y las que se realizan hoy, Martínez explica: “Hoy entro a grabar a un estudio que es en parte mío que lo construimos con Pino Callejas. Ya no es lo mismo que era antes cuando había que poner una fortuna en dinero para pagar una hora de grabación. Hoy se puede grabar en tu casa con una computadora y tenés 120 canales. El mundo digital cambió todo. Ahora ya grabo en mi casa porque la tecnología me lo permite”.
— ¿Cómo eran las grabaciones dentro del estudio en los tiempos analógicos?
— Eso era algo que te producía bastante angustia y estrés. Instalar tu propio estudio en aquella época era imposible, entonces había que alquilarlo por hora y eso era un gasto enorme. Perder una hora de grabación, que es algo que perfectamente puede suceder, era carísimo. Capaz sin darte cuenta en el apuro acelerabas el tempo rítmico de la canción porque se acababan las horas de grabación que tenías disponibles. Era estresante grabar, pero ahora eso se terminó porque con una computadora grabás en tu casa y sos dueño de tu tiempo.
A la hora de hablar acerca de los músicos que lo acompañan ahora, Javier sostiene que fundamentalmente está con Pino Callejas, con quien lo une una amistad de más de treinta años. Juntos formaron la “Blues Roll Band” y en 1993 grabaron el disco “Corrientes”, editado por DG Discos, el sello del productor Daniel Grinbank.
Lejos de los viejos sistemas de bandas cerradas que podríamos denominar “una formación estable”, la dupla Callejas–Martínez trabaja bajo un sistema de contratación más libre, ya sea para una gira o para la grabación de un disco.
“Nosotros tenemos un sistema que es el que aplican generalmente los músicos de jazz; convocan a los músicos, se arma un calendario para la grabación o la gira y el que puede puede y el que no puede no puede. Después cada uno se vuelve a su casa y participa de otros emprendimientos”, explica Martínez.
Para acentuar más la diferencia de este tipo de formato con el de una formación estable, el músico afirma que no se trata de la tradicional banda cerrada de los grupos de rock que a la hora de separarse se asemejan a una pareja divorciándose, sino que el hecho de que los músicos participen en varios proyectos a la vez es lo más normal del mundo.
— ¿Estás más cómodo con este sistema que cuando trabajabas dentro de bandas cerradas?
— No sé si me siento más o menos cómodo. En otra época yo formé parte del sistema de las bandas cerradas, me inicié así, pero eso fue derivando a este sistema. Cuando estaba en una banda cerrada estaba cómodo y hacíamos grandes cosas con un montón de formaciones. Con “Los Beatniks”, con “Manal”, con “La Pesada” y las formaciones que me acompañaron en mi etapa solista. Cuando no estás cómodo, te desvinculás en buenos términos cuando se puede. A veces no se puede porque la gente tiene ese pensamiento infantil; el rock es muy infantil, creen que si la banda se desarma estamos peleados para siempre, que es un divorcio; pero la banda no es un casamiento. Hay que evolucionar.
La historia detrás de “No pibe”: Palabra de autor
Dentro de las bandas que formó, Javier mencionó a “Manal” – considerada una de las bandas fundacionales del rock nacional, allí tocó junto a Claudio Gabis y Alejandro Medina -. Acerca de la composición y el significado de uno de sus temas más emblemáticos, “No pibe”, su autor explica que “humildemente” lo que quiso decir es que el amor no se compra.
Además, sostiene que la inspiración para el tema la tomó a partir de “Can’t buy me love” la canción de los cuatro de Liverpool. Sobre estos últimos añade que en realidad, ellos tampoco inventaron el concepto porque “la temática de las canciones y la poesía en general” se alimenta de temas eternos como lo son la vida y la muerte; el amor y el odio; las alegrías y las tristezas.
“Lo que yo quise significar en ‘No Pibe’ es que vos no podes comprar el amor de una mujer, la amistad de un amigo, no lo podes comprar. No te van a dar bola porque vos tenés un auto lindo; y los que vengan y te den bola porque tenés un auto nuevo y lindo no son amigos tuyos ni lo van a ser; ni va a ser la mujer que te va a amar, ni va a ser el amigo que te va a respetar y te va a querer y te va ayudar cuando vos estés mal. Va a ser un frívolo aprovechador que viene a hacerse amigo del tipo que tiene un lindo auto. Es una crítica al materialismo exacerbado de esta época”,
relata el músico.
Manal – Almendra: La rivalidad que no existió
Hemos dicho que Martínez integró uno de los grupos fundacionales del rock nacional, a los cuales se le suman “Los Gatos” y “Almendra”, la primera banda de Luis Alberto Spinetta. Cierto sector del periodismo intentó por aquellos años instalar la idea de una rivalidad entre Manal y Almendra. Sobre esto, Martínez recuerda: “Nosotros combatimos esa división. Fuimos con Luis Alberto Spinetta, con quien llegamos a ser muy amigos, a ver al director de la revista Pelo y le dijimos: ‘Quieren inventar una rivalidad entre nosotros como si fuéramos River-Boca y nosotros no estamos haciendo fútbol, estamos haciendo canciones’. El director de la revista aceptó lo que estábamos diciendo y en el siguiente número de Pelo apareció una foto de Manal y Almendra juntos”.
