
Las experiencias de diversas mujeres muestran que existen vínculos sólidos entre el género y el medio ambiente, entre las mujeres y el ambientalismo, entre los feminismos y el ecologismo, de acuerdo con Marta Pascual Rodríguez y Yayo Herrero López, de Ecologistas en acción.
Para Marianela Sacchi, arequera y estudiante de Ciencias Antropológicas de la UBA, “el pensamiento antropocentrista de principios del siglo XVI dio lugar a dualismos que organizaron el pensamiento, la cultura y el mundo moderno relegando a la mujer al ámbito privado; a una supuesta relación innata con la naturaleza y la reproducción y a lo sensible, mientras que el hombre fue caracterizado por la razón, lo público y la cultura”. Por eso, explica, este paradigma fue de gran utilidad para el patriarcado y para el capitalismo, que tomaba a la naturaleza como algo dado para explotar y dominar, justificando tanto sus prácticas como la invisibilización de la naturaleza y de la mujer.

Este nuevo sistema económico se centró en mercantilizar productos sin tener en cuenta los daños producidos en el planeta y tampoco el trabajo reproductivo y doméstico que las mujeres realizaban para generar “fuerza de trabajo” y así mover al sistema. La visión del mercado trajo como consecuencia grandes problemáticas ambientales tales como la desaparición de la biodiversidad y por lo tanto de los ecosistemas, el agotamiento de recursos, la contaminación del agua y el crecimiento de las desigualdades entre territorios. Esto dio como resultado una grave crisis ecológica que hoy amenaza con cambiar las dinámicas naturales y que, dentro de la esfera de la reproducción social, trajo problemas con la construcción de la identidad política y pública de las mujeres y la desigualdad a las que fueron desplazadas.
A lo largo de los años, los feminismos y las mujeres se han organizado dentro y fuera de sus hogares y han establecido fuertes relaciones con sus territorios, con sus compañeros/as y con sus cuerpos. Sus teorías han tenido impacto en la sociedad y en estudios sociales, cambiando las democracias modernas. El aporte de las mujeres al mantenimiento de la vida va más allá del espacio doméstico, se han ocupado de mantener la productividad cuidando sus territorios, han organizado la vida comunitaria y defendido sus tierras, han denunciado prácticas agresivas contra sus cuerpos, han luchado como consumidoras y han defendido la naturaleza y la sociedad, es por eso que la presencia femenina es significativa y su lucha debe ser reivindicada.
¿Qué propone el ecofeminismo?
Sacchi sostiene que el ecofeminismo propone una visión superadora del antropocentrismo, ya que permite repensar las relaciones con nuestro medio buscando una profunda transformación en los modos de relacionarnos entre seres humanos y con la naturaleza, sustituyendo formas de opresión, imposición, apropiación y desigualdad. Se trata de una salida colectiva orientada a la sustentabilidad, la solidaridad y el arraigo territorial, que ha venido a cuestionar la ciencia, la productividad y los estereotipos de género.
“El ecofeminismo comprende que la alternativa no consiste en desnaturalizar a la mujer, sino en ‘renaturalizarla’, llevando adelante una ‘reculturación’, educando en la solidaridad y la sustentabilidad, cuestionando los niveles de producción y consumo y las políticas públicas, organizando redes de distribución ecológicas – como el comercio justo -, y trabajando para proponer soluciones posibles y urgentes que permita avanzar hacia un mundo igualitario luchando contra la pérdida de los territorios y los bienes naturales y por la igualdad y los derechos de las mujeres y las diversidades”, finaliza.
¿Por qué resulta necesaria una perspectiva de género en los estudios ambientales?
Porque la deconstrucción de nuestros estereotipos de género y la problematización de la desigualdad tanto de mujeres, diversidades, y territorios y el análisis de nuestro sistema económico nos permite pensar y construir otras herramientas y formas de organización sostenibles pero sobre todo igualitarias.
Voces protectoras que vale la pena escuchar
El domingo 7 de marzo, en el marco de FESTIVA, el festival anual de mujeres y diversidades artistas de San Antonio de Areco, se presentó la muestra “NATIVA: Arte por una naturaleza viva”, que propuso un espacio de encuentro para visibilizar conexiones con la naturaleza a través disciplinas artísticas – como la pintura, el dibujo, la fotografía, la ilustración y la escritura – y para contar historias de mujeres protectoras. Con el apoyo de Revista Minúscula, se produjo un fanzine en el que se presentó a las expositoras y se compartió una recolección de testimonios de protagonistas de diversas luchas y movimientos.

En este contexto, se le rindió homenaje al recorrido de Ana Zabaloy, quien fue docente rural y psicopedagoga de San Antonio de Areco, referente de la lucha contra los agrotóxicos y fundadora de la Red Federal de Docentes por la Vida, que trabaja en defensa de los derechos vulnerados de las comunidades educativas rurales afectadas por el actual modelo productivo agroindustrial, basado en el uso de transgénicos y agroquímicos. Como representante de la red y para contar la historia de Ana, estuvo presente Daniela Dubois, docente de San Andrés de Giles. Dubois invitó a la comunidad a tomar conciencia sobre las problemáticas, enfermedades y afectaciones que sufren los territorios como «producto de un modelo agropecuario dependiente de agroquímicos biocidas».

A continuación, se presentan algunos de los mensajes de las protagonistas que compartieron sus aprendizajes y motores de lucha.
ESTEFANÍA ROCHA – Co-creadora de KayPacha
San Antonio de Areco, Argentina
“Desde KayPacha buscamos reparar la grieta que abrimos entre la naturaleza y nosotros. Cuando comenzamos con este proyecto la intención era conectar más con la naturaleza de manera personal, pero poco a poco fuimos dándonos cuenta que la verdadera importancia del proyecto era poder compartir e inspirar. Volver a la tierra, recuperar y aplicar saberes, y preservar los entornos naturales, tiene que ver con volver a nosotros mismos, a nuestra naturaleza y nuestra esencia. Y, así, volver a sentirnos parte de lo que nunca debimos habernos separado”.
ELI – Integrante de “Manada Ecofeminista La Tierra que nos parió”
San Andrés de Giles, Argentina
“Somos una manada hermanada para recuperar el concepto mamífero del colectivo que se cuida, se protege y que tiene su núcleo en las mujeres, madres y crías. Somos ecofeministas porque entendemos que el patriarcado tiene una lógica extractivista para con nuestras cuerpas y también con la Madre Tierra y esto tiene consecuencias terribles para todxs; somos hijas de la Tierra que nos parió”.
ANABEL POMAR – Periodista y activista, integrante del grupo vecinal “Exaltación Salud”
Exaltación de la Cruz, Argentina
“Activar y ponerse de pie para denunciar y frenar tantos daños es urgente y es necesario. Nuestra casa común está enferma. No se puede crecer y vivir saludablemente en un entorno enfermo. Y es inadmisible, al menos para mí, no rebelarse ante un sistema que le puso precio a todo, incluso a eso que garantiza nuestra subsistencia y no es posible arreglar con dinero: el agua, el aire, el suelo, los alimentos. La terrible situación de emergencia socioambiental que se vive no puede prolongarse un minuto más. Y la única forma de hacerlo es activando nosotras y nosotros”.
CAMILA GÓMEZ – Diseñadora multidisciplinaria, directora de Gómez Creative Studio
San Antonio de Areco, Argentina
“Cuando ves la palabra SALE, significa que alguna o varias personas en la cadena textil están por debajo del índice de pobreza. Cuando compres una prenda, cuidala para que dure para siempre o sirva para otra vida. Cuando ya no la quieras buscale un nuevo dueño, no la tires, y chequeá dónde la vas a donar. El 87 % de las donaciones termina en el basural o siendo quemada y causando un gran daño al medio ambiente. Lxs consumidores somos un eslabón fundamental para cambiar esta realidad”.
MILA – Comunicadora y activista
Buenos Aires, Argentina
“A quienes recién llegan a la conciencia ecológica, les propongo tres tareas para generar cambios y deconstruirse: gestionar sus residuos, sembrar semillas y no financiar la explotación animal. No les voy a spoilear, pero créanme, que van a caerles muchas fichas haciéndolo. ¡Ah! ¿Puede ser una más? Salgan a caminar y junten basura. Después me cuentan. Por último, les invito a creer profundamente en el poder que tienen como agentes sociales: de contagiar, de exigir, de generar. Somos cada día más, no es momento de desmotivarnos o perder la fe: nos toca actuar y dar lo mejor de nosotres para transformarlo TODO. Cuento con vos y sabé que podés contar conmigo. Confío en nosotres”.
Marcela D’amico – Integrante de la “Cooperativa de trabajo 27 de octubre”
San Antonio de Areco, Argentina
“Mi tarea es la coordinación del mantenimiento de espacios verdes, ventas de productos y verduras, y tesorera. Además soy mamá, mujer, ama de casa y mi trabajo no solo depende de mi ingreso, sino también del de mis compañeros; cada uno tiene su función, cobramos todos igual y las tareas están organizadas y repartidas. Me parece sumamente importante que las mujeres se involucren, ya que muchas veces somos jefas de hogar y nos hacemos cargo de los niños solas”.
DELFINA RATTO – Psicóloga e integrante de “Tribu de Mamis SADA”
San Antonio de Areco, Argentina
“Somos un grupo de personas autoconvocadas que buscábamos acompañarnos con respeto y empatía en la maternidad. Cuando la pandemia hizo que muchas embarazadas no pudieran tener compañía en sus cesáreas, el grupo se convirtió en organización civil y tomó las riendas para que se cumpliera la Ley 25.929 de Parto Humanizado. Planteamos la necesidad de institucionalizar un modelo de Plan de Parto, para abrir la posibilidad de diálogo y consenso entre los deseos de la persona gestante y la intervención médica, y lo logramos. Esta comunidad de mujeres se organizó para accionar activamente sobre las problemáticas presentes e intervenir en los problemas psicosociales, cambiando su realidad y aportando herramientas para la atención primaria de la salud”.
ANDREA CISTERNAS – Activista feminista y campesina, dirigente del Movimiento Freirina
Freirina, Chile
“Soy feminista, lucho por la tierra y las desigualdades. Soy una mujer que está hecha para decir las verdades aunque duelan, y aunque me cueste hasta la sangre. Debemos trabajar mancomunadamente; somos un gran eslabón, una gran cadena, por lo tanto si nos unimos todos podemos golpear con un gran puño y quebrar este modelo y sistema opresor que nos ata a formas de vivir inhumanas y que podemos cambiar. El modelo capitalista está inculcado hace muchos años, sabe cómo cautivar a las masas, por lo tanto debemos saber hacer cosas por nosotros/a mismos/as porque somos autosuficientes y tenemos que darnos cuenta de eso”.
DIVA RODRÍGUEZ RICHARDSON – Gerente Comunitaria y de Turismo del Concejo Municipal de Chacao en la Comisión de Gestión Urbana y Turismo, socia fundadora y Directora General de la Asociación de Mujeres Rosa de Montaña
Chacao-Caracas, Venezuela
“No ha sido fácil superar paradigmas y romper esquemas preconcebidos, pero fundar a Rosa de Montaña hace 10 años ha logrado darle voz a mujeres pedregaleñas, ambientalistas y esposas de palmeros; trabajamos unidas por un bien común y logramos que la comunidad chacaoense conociera nuestro trabajo. Además, ayudamos a la población menos favorecida y vulnerable. Mi recomendación para las personas que están comenzando a activar es que generen ciclos de cursos, charlas o talleres de sensibilización abiertos a la comunidad, tomando en consideración estos tiempos de pandemia y el esquema holístico de biodiversidad global. ”.
Por último, recomendamos leer la presentación interactiva “El cambio climático es una cuestión que afecta a las mujeres”, con información de la ONU sobre los vínculos entre el género y la crisis climática.
Nota escrita con la colaboración de Marianela Sacchi, estudiante de Ciencias Antropológicas (FFYL UBA) y de Alfonsina Carissimo.