En una capilla de pueblo se encuentran cuatro devotas haciendo empanadas para una comunión y, sin quererlo, dejan en evidencia sus máscaras sociales.
Escrita por Erasmo Moncada, “El olor de la oscuridad” es un grotesco que se apoya en la comedia negra para poner en vidriera a la comunidad religiosa y su lucha por sostener las apariencias.
“Se iluminan, en estas cuatro mujeres, sus verdaderos sentimientos e intenciones. Podemos espiar ese mundito, mientras preparan empanadas, en un clima de bondad y generosidad, y también explorar aspectos oscuros de la naturaleza humana”, adelanta Tea Alberti, una de las intérpretes y productora general de la obra.
Un sábado por la tarde tranquilo en el pueblo, se viene una comunión y ellas preparan empanadas para el evento. Los vecinos están de fiesta y se ponen muy ruidosos; bastante molestos.
Comienza a llover y esa lluvia se convierte en tormenta, pero aquel temporal también es interno. Derriba las paredes que contienen las miserias humanas y las desparrama en un guión audaz y con mucho ritmo.
«El lenguaje con el que contamos esta historia es el grotesco. Creamos personajes tridimensionales, con motivaciones creíbles, así el público puede ponerse en su lugar y reflexionar sobre sus propias decisiones y acciones”,
agrega Tea.
Todos estamos sujetos a cometer errores o a enfrentar dilemas éticos. Por eso, en la obra se trató de “trabajar para retratar esta complejidad sin juzgar de manera tajante a los personajes”.
“Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”, dice la biblia. Parece que estas devotas tenían varias en sus bolsillos, porque ninguna se quedó sin lanzar algo.
El elenco es uno de los grandes factores a destacar ya que, con pocos elementos escenográficos, logran crear una masa de movimiento hipnótico para los ojos de los espectadores.
El guión es idóneo, crudamente argento y sarcástico hasta la médula. Desde el film “Esperando la Carroza” no se veía un espejo social que nos plasmara de esa forma, sobre nuestras miserias humanas.
“Por naturaleza, tendemos a juzgar y escudarnos en cuestiones divinas y esto es lo que queremos vislumbrar con esta obra, como las apariencias de ‘señoras de bien’ a veces pueden ser solo una coraza”, opina Erasmo Moncada, quien no solo escribió la obra, también interpreta a una de las religiosas.
¿Quién no ha pensado mal de alguien alguna vez?, ¿quién no opinó de algún amigo a sus espaldas? ¿Somos el lugar seguro de quien nos cuenta sus secretos? ¿Y nuestra confianza?, ¿la depositamos en la persona correcta?
Ese es un puñadito, del mix de cuestiones que El olor de la oscuridad deja picando en la cabeza del público. Son cincuenta minutos, de los cuales uno empieza riéndose de los personajes y se termina haciéndolo de sí mismo.
La obra también nos ayuda a entender que es parte de la esencia del ser humano el no ser del todo honesto con el otro. A amigarnos, desde el humor, con esas máscaras que llevamos por la vida ya que nos vinculamos desde ellas.
“Hay algo muy particular que las une a estas mujeres y que evita que se separen. Son criaturas que habitan en un mismo espacio y que no pueden ser la una sin la otra”,
agrega Erasmo.
“Llevado al extremo y ficcionalizado, estas mujeres existieron, fueron parte de mi vida y pasaje por la capilla, por la catequesis. La obra tiene elementos muy propios de mi infancia, en el pueblo de Santa Fé, donde me crié”, reconoce y concluye el autor.
«El olor de la oscuridad» tiene su última función el viernes 8 de septiembre, a las 23 hs, en El Método Kairós Teatro (El Salvador 4530 – CABA) y las entradas las podés conseguir a través de Alternativa Teatral.
FICHA ARTÍSTICA
AUTORIA: Erasmo Milton Moncada
ACTÚAN: Tea Alberti; Fabiana Grau; Erasmo Milton Moncada; Sofía Serafini
VESTUARIO Y ESCENOGRAFÍA: Walter Braddock
FOTOGRAFIA: Matías Leonardo Agüero
DISEÑO GRAFICO: Manuel Aguero
ASISTENCIA DE DIRECCIÓN: Trinidad Vassia
PRODUCCIÓN EJECUTIVA: Walter Braddock; Compañía Cliché Teatral
PRODUCCIÓN GENERAL: Tea Alberti; Compañía Cliché Teatral; Erasmo Moncada
DIRECCIÓN: Enrique Giungi
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