GÉNERO Y FEMINISMOS

#8M: un recorrido histórico por las luchas feministas en Agentina

Cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer y, en todo el mundo, millones de mujeres salen a las calles a reclamar por la violencia de género y la igualdad de derechos. Este año, en nuestro pais se realiza el séptimo paro internacional feminista, por eso, desde Minúscula nos parece fundamental hacer un repaso por las diferentes olas feministas que nos atravesaron y cómo llegamos a esta multitudinaria marcha. 


PRIMERA OLA Y PRIMEROS FEMINISMOS EN ARGENTINA (1900 – 1947)

Los inicios del feminismo en el mundo se remontan hace muchísimos años. Aquellos ideales de libertad, igualdad y fraternidad propios de la Revolución Francesa dieron origen a la primera ola llamada “Feminismo Ilustrado”, con el objetivo de reivindicar la ciudadanía de las mujeres en igualdad de condiciones con los varones.

En Argentina, esta corriente pensadora se vió reflejada a finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Estas mujeres, bastante invisibilizadas por la historia, buscaban principalmente la remoción de la inferioridad civil pero también peleaban por el ingreso de la mujer en la ciencia, la educación y la participación política, a tal nivel que Alicia Moreau y Elvira Rawson de Dellepiane ya consideraban la idea de que la mujer participe del sufragismo en ese momento.

Otra mujer destacable de la época fue Carolina Muzzilli,fue la primera mujer nombrada funcionaria del departamento industrial de las Chacras en Argentina.​ Además trabajó para mejorar las condiciones de trabajo en las fábricas en el país. Según las estadísticas, en aquel momento, más de 200.000 mujeres asalariadas trabajaban en fábricas y casas comerciales de Buenos Aires, pero con muy bajos salarios y extensas horas de trabajo. Los estudios de Carolina sobre las condiciones laborales de las mujeres fue uno de los pocos estudios científicos de las condiciones industriales de las mujeres que se hicieron en Latinoamérica en aquel tiempo.


SEGUNDA OLA Y EL SUFRAGISMO (1947) 

Si bien en el mundo la idea del sufragismo se desarrolló muchísimo antes, en Argentina el feminismo se empezó a encarnar como movimiento social y en busca de la reivindicación de los derechos civiles, económicos y políticos de las mujeres un tiempo después.

Junto con el peronismo se logró, en 1947, la primera participación política de las mujeres con el derecho al voto (después del hito de Julieta Lanteri) y además se fundó el Partido Peronista Femenino que al ser una organización autónoma tenía garantizado el 33% de los cargos obtenidos por el peronismo para mujeres. Efectivamente, en 1951 se realizaron las primeras elecciones con voto femenino.

La ganancia en los accesos fue en crecimiento. Se permitió el ingreso del doble de alumnas mujeres en los centros universitarios. Se abrieron centros de mujeres en los barrios más pobres con el fin de proporcionar servicios médicos, legales y sociales. Además, las mujeres podían presentarse como candidatas, e incluso fueron elegidas veinticuatro mujeres como diputadas y siete mujeres como senadoras hasta el golpe militar de 1955. 


TERCERA OLA Y GOLPES DE ESTADO (1955 – 1982)

En el mundo se plantea la necesidad de pensar los derechos humanos en términos de igualdad. Las mujeres siguen luchando por el acceso a la ciencia, los derechos y la política en términos igualitarios. Además, se inician estudios interdisciplinarios desde las ciencias sociales acerca de la condición de la mujer y se empieza a condenar el determinismo biológico que calificaba a la mujer como un ser inferior al hombre debido a su anatomía.

Por otro lado, surgen nuevas corrientes dentro del feminismo, como el Feminismo Radical (1967 – 1975), que se sustenta en el análisis de la opresión, observando a la sexualidad y la situación que viven las mujeres dentro del matrimonio; o el Feminismo de la Diferencia (1975), que se propone una revalorización de lo femenino y construye una “autoridad social femenina”, que sostiene una crítica a la cultura patriarcal centrada en la cuestión de la sexualidad.

Lamentablemente en ese período el país pasaba por una seguidilla de golpes militares donde todos los derechos de las personas fueron vulnerados y si bien los colectivos sociales no pararon, el feminismo más marcado se vió reflejado en aquellas madres y abuelas que sin temerle a la opresión estatal marchaban en busca de una respuesta ante la desaparición forzada de sus familias. 


CUARTA OLA Y LA VUELTA A LA DEMOCRACIA (1982 – 2010)

Este cuarto hito dentro del feminismo mundial establece nuevas y transversales formas de lucha por la igualdad de condiciones. Se empieza a visibilizar el movimiento LGTB y la identidad pasa a ser una cuestión política. Surge el ecofeminismo que critica al antropocentrismo ambiental, con lo cual, se plantea la necesidad de abandonar la lógica de que el hombre requiere de condiciones ambientales favorables para el logro de su supervivencia, bienestar y desarrollo. Además, comienza a manifestarse el feminismo decolonial que busca darle lugar a las mujeres negras, afrodescendientes y de pueblos originarios.

Por su parte, en el país aparecen dos tópicos centrales en la nueva agenda feminista referido a la violencia doméstica y, a su vez, sobre el reconocimiento político. Esta reivindicación por los derechos generó que en 1991 se sancione la Ley de Cupo del 30% en las listas partidarias, ubicando a Argentina en el primer país en sancionar la cuota de participación política femenina, un derecho que luego se extendió por un grupo de países de América latina. 


QUINTA OLA Y MOVILIZACIÓN MASIVA (2015 – presente)

El mundo dijo basta a las distintas formas de violencia que se ejercen sobre nosotras y por ello se empezaron a organizar distintos mecanismos de protesta y denuncia con el fin de exponer lo visible y lo invisible en materia de desigualdad. Un ejemplo de ello fue el movimiento “ME TOO”. Esta organización de actrices se unieron en 2017 para enfrentar los distintos estereotipos del ambiente, poder denunciar abusos y evitar agresiones dentro del mundo del espectáculo. Esta iniciativa dió lugar a muchas otras organizaciones más y en diferentes áreas del desarrollo personal y profesional.

En Argentina, las mujeres cansadas de ser víctimas de las violencias extremas como el femicidio o los abusos sexuales y violaciones, comenzaron a salir a las calles en busca de justicia. Movimientos como el “Ni Una Menos” o la marcha del 8M en todo el país, dieron mayor visibilización, así como también ayudaron a deconstruir a la sociedad en busca de los cambios de paradigmas. 

Según la ONU, faltan alrededor de 100 años aproximadamente para lograr una igualdad de condiciones. Entender este camino recorrido a lo largo de la historia nos ayuda a seguir luchando por nuestros derechos y el de las futuras generaciones. Que este 8M sirva de reflexión ante todas las desigualdades y violencias que aún están presente en nuestra sociedad. 


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