“Todo lo que pueda arreglar hoy lo dejaré para mañana”, nos adelantaba Babasónicos en 2016. Pero, ¿qué hacemos hoy entonces? El presente se nos diluye posponiendo para luego, scrolleando redes y evitando el tiempo.
Entre mandatos de productividad y aversión a las tareas que arrastramos desde tiempos escolares, hoy presentamos a la conocida y experimentada procrastinación.
Cuando hablamos de “dejar para después”, hoy podemos reconocer que estamos procrastinando, es decir, posponiendo actividades, situaciones, decisiones. Las mismas se aplazan al generarnos emociones displacenteras o incómodas, tales como: aburrimiento, miedo, ansiedad. Rápidamente nuestro mecanismo evitativo reacciona y optamos por otras diferentes, en general más livianas y agradables. De tal manera que afrontar los pendientes se hace cada vez más costoso.
Lo cierto es que el alivio inmediato existe, pero los pendientes también. Ambos ocupan un lugar en nuestro cerebro. De modo que la evitación nos está enviando a un laberinto de complejo escape.
Así como lo reprimido vuelve sin compasión a golpear la ventana, los pendientes no te van a dejar escapar muy lejos. Si registrás que procrastinas más de lo que te gustaría, no dejes para después las siguientes preguntas:
- ¿Aparecen emociones o pensamientos negativos fugaces ante la tarea/situación que procrastinás? ¿Cuáles?
- ¿Cómo son tus expectativas frente a lo que postergás? ¿Altas? ¿O reales?
- ¿Estás equilibrando tu triángulo de responsabilidad-disfrute-descanso?
¿Quién no tuvo alguna vez ganas de salir corriendo frente a pendientes? Hasta yo misma mientras escribo estas líneas estoy detectando que esta nota la tenía en lista desde hace unas semanas. En mi teoría, que todos nos veamos reflejados en la procrastinación, me hace topar con la idea de una productividad inmediata y de alta vara; ¡qué difícil concentrarse ante tanta expectativa!
Necesitamos espacio, claridad y realismo. Dejar para después puede convertirse en un momento para mirar más de cerca cómo estamos repartiendo nuestro tiempo. Algunos tips muy generales para organizar tareas pueden encontrarse en YouTube (listas, premios, método Pomodoro, Kanban, GTD). Pero la realidad será tu subjetividad (y eso no está en YouTube): tu idea o actividad pospuesta – convertida en pendiente – te viene a dar mucha información acerca de tus metas, proyectos, objetivos. Si existen pueden clarificarse, y si aún no están sobre la mesa, es un buen momento para ir en su búsqueda y poner en foco.
LA PARADOJA DE PROCRASTINAR: LA EVITACIÓN AL TIEMPO
Para finalizar, no puedo dejar de incluir al tiempo. Porque me parece hasta una paradoja que “se pierda tiempo” procrastinando y que por igual nos genere cierta incertidumbre recorrer un camino.
Supongamos que este es uno de tus proyectos en una línea en secuencia:

Los proyectos – por definición – requieren de pasos correlativos a seguir, y para poder llegar a su objetivo final no es factible procrastinar el camino, ya que sería contradictorio. Cada camino requiere dedicación, ser conscientes de ello – mirando a los ojos al tiempo -. ¿Y si la procrastinación te invita a alinear tus propósitos?
Si te gustó el contenido que leíste nos podés ayudar a seguir produciendo periodismo de calidad.
Hacé click en el botón del Cafecito para colaborar.