
«Al Acecho», la nueva película de Francisco D’Eufemia, se estrena esta noche por la pantalla de CineAr y estará disponible desde mañana y por una semana en la plataforma CineAr Play.
En esta oportunidad, el realizador del documental «Canción perdida en la nieve» y la épica «Fuga de la Patagónia» presenta «Al acecho», un thriller rural filmado en escenarios naturales protagonizado por Rodrigo de la Serna, Belén Blanco, Walter Jakob y Facundo Aquinos.
En las horas previas al estreno, Francisco D’Eufemia relata la experiencia de filmar «Al Acecho».
Por Sebastián Romero
– ¿Cómo nace la idea para escribir el guión de “Al Acecho”?
– La idea del guión, que escribí junto a Fernando Krapp, surgió desde tres aristas: por un lado, yo conocía bastante el lugar (el Parque Pereyra Iraola), lo había frecuentado durante mi niñez, la juventud, la adolescencia y esta falsa adultez que uno tiene ahora; es un lugar muy interesante, tiene un espíritu y un clima que teníamos muchas ganas de volcar a la película.
Por otro lado, en mi película anterior, “Fuga de la Patagonia”, filmamos en el Parque Nacional Nahuel Huapi donde tuve la suerte de trabajar junto a muchos y muchas guardaparques, entonces ahí me interioricé en su trabajo y en el tema de la caza furtiva.
Por último, la parte más difícil, había que encontrar a alguien que quisiera hacer esta película; porque ideas tenemos todos, el problema es encontrar a alguien que esté dispuesto a zambullirse en este mundo y a llevarlo adelante. Esto pude lograrlo con la gente de DL Cine, ellos querían hacer una película que yo dirigiera; teníamos esta idea dando vueltas y le terminamos de dar forma para el caso.

– Al momento de escribir, ¿ya había un elenco en mente?
– Sí, a la hora de trabajar y de imaginar las películas, me gusta hacerlo con cosas palpables, por eso; trabajo con escenarios reales. Me interesaba poder figurarme a estos personajes, que luego terminaron siendo algo distinto porque los actores le dan una carnadura propia, que nunca es lo que uno imagina. Entonces sí, los pensamos para los actores, pero después ellos hicieron un gran aporte a la construcción de los personajes.
-¿Cómo fue la experiencia del rodaje?
-El rodaje fue muy bueno, estábamos hospedados cerca de la zona durante la semana. Si bien filmábamos a unos escasos kilómetros de Buenos Aires, era mucho más cómodo a nivel logística estar alojados en las cercanías del parque. Eso siempre genera un proceso en que la película se retroalimenta. Lo que sucede fuera del set de filmación no se ve en la película pero se traslada al espíritu del trabajo. En ese sentido, el rodaje fue cómodo, ágil, exigente; como todo rodaje en exteriores, pero prácticamente sin sobresaltos.
– ¿Cuál fue el mayor desafío técnico que presentó “Al Acecho”?
– El desafío técnico siempre es filmar en escenarios naturales. Que se largue a llover en medio de una escena; que la locación donde ibas a filmar esté inundada; o que pase una tropilla de caballos cuando estás haciendo una toma súper compleja. Es un escenario difícil de controlar pero si uno está atento y toma esas cosas que no puede controlar y encuentra la manera de incorporarlas al trabajo, la película se enriquece mucho.
– ¿Cómo vivís esta nueva experiencia de estrenar en cable y en plataformas?
– Tener nuestro estreno en televisión y en plataformas me parece algo maravilloso; yo me metí dentro del cine viéndolo por la tele. En mi casa no íbamos demasiado a las salas a ver películas, nunca tuve el bicho cinéfilo de la sala.
Eso me tiene con una expectativa muy buena, quiero ver cuál es la repercusión de estrenar en televisión.
Nos quedará pendiente una premiere para disfrutar con todos y todas los que trabajaron en la película pero, por otro lado, me parece que es una oportunidad para la gente que no accede al cine, por distintos motivos, porque no le queda cerca, porque no lo puede pagar o porque simplemente no tiene el hábito de ir. Van a poder disfrutarlo desde la comodidad de su casa, como le guste a cada uno ver la película y, por otro lado, como Rodrigo de la Serna y Belén Blanco son actores muy familiares para la pantalla pequeña, tal vez hay mucha gente que disfruta de verlos a ellos pero no tiene el hábito de ir al cine y nosotros se los estamos llevando a su casa.

– Por la naturaleza de la historia, las locaciones se convierten en un personaje más, ¿cómo fue la experiencia de filmar en el Parque Pereyra Iraola? ¿Desde el minuto cero fue la locación elegida?
– Sí, el Parque Pereyra Iraola fue, de alguna manera, el patio de juegos de una de las familias más ricas del país hasta los años ’40-. Luego, lentamente, toda esa opulencia se fue derrumbando, se fue transformando en una degradación. Es un lugar donde pareciera que los proyectos triunfan y luego sucumben y sólo quedan las ruinas. Como dice en el tráiler el compañero nuevo de Silva (Rodrigo de la Serna): “En este lugar lo único que prosperan son las ruinas”. El parque ofrece eso, es un monte oscuro, cerrado, donde es difícil ver el cielo, difícil saber de dónde provienen los sonidos y así y todo uno puede doblar en una esquina y encontrarse con un puente de 150 años, con un altar o con construcciones indatables. En ese sentido el parque adquiere un protagonismo muy importante, a mí me interesa tratar los escenarios como personajes, me interesan las historias donde los escenarios modifican a los actores.
Sí, el parque fue pensado desde un primer momento para filmar ahí. De hecho, yo conocía casi todos los lugares, entonces en el guión me resultaba fácil describirlos y luego quienes lo habían leído llegaban a las locaciones y decían: “ah, esto es como estaba aquí escrito”. Para mí es súper importante trabajar con cosas que conozco, que manejo, me ayudan a visualizar lo que la película necesita. Así que podemos decir que el parque estuvo desde el primer momento dentro de la película, casi fue lo primero que ingresó.
– ¿Me contás alguna anécdota que te guardes para siempre de este proyecto? Algo de la película que se quede con vos.
– El día que fuimos a filmar las escenas de patrullaje por el sector donde va la gente a pasar el fin de semana, andábamos paseando arriba de la camioneta y alguno que otro habrá visto la cámara, los micrófonos, los equipos de sonido, y lo empezaron a ver a Rodrigo, entonces nos empezaron a seguir. Fue muy gracioso porque muy delicadamente, la gente empezó a hacer una fila india de autos. Nosotros avanzábamos con la camioneta a través del parque y nos perseguían desde atrás una larga fila, cuatro o cinco autos, durante casi toda la escena. Fue algo divertido. Cuando paramos la gente se acercó y se sacaron unas fotos con Rodrigo. Era raro ver a la camioneta de guardaparques ser escoltada por los visitantes, una suerte de inversión de roles que el cine de alguna manera siempre logra.