Dicen que el mundo del rodaje cinematográfico es una película aparte, cuando las cámaras no están pendientes de los actores y las actrices suceden muchas situaciones cómicas y también dramáticas inherentes a la producción cinematográfica.
De esto habla la nueva obra protagonizada por Nicolás Riera, Thelma Fardin, Lili Popovich, Alfredo Staffolani, Irune Porcel, Nicolás Di Pace y Mateo Rojas que sigue el rodaje del western «El indio bueno» y lleva a los espectadores al desierto.
Allí se encuentran los motorhomes de producción, donde tendrán lugar diversas situaciones cómicas y dramáticas que ocurren en el set, incluyendo problemas con la escenografía, conflictos personales y profesionales entre los personajes. Se trata de un constante juego entre la realidad y la ficción de la filmación.
La obra escrita por Alfredo Staffolani y Nicolás Riera con dirección del propio Staffolani se presenta los miércoles a las 20:15 en el Teatro Metropolitan – Avenida Corrientes 1343 – con entradas a la venta por Plateanet.
Para conocer los secretos de esta obra, desde Minúscula charlamos con Nicolás Riera.
El origen de la obra
En palabras de su autor, la obra surgió el año pasado a partir de las ganas de hacer teatro. «Nos juntamos con Alfredo (Staffolani) y empezamos a reír de las anécdotas que nos contábamos sobre los momentos en los que habíamos grabado películas. Suele volverse un poco delirante, absurdo o bizarro lo que pasa entre escena y escena al filmar cine», cuenta Riera.
La obra sucede durante ese momento en donde, mientras los actores y actrices esperan el llamado a escena, conviven con los técnicos y el resto del equipo de filmación mientras los actores que siguen vestidos de personajes mientras la cámara no los ve.
«Es una película en sí. Es una comedia donde la gente va a poder asomarse al detrás de escena y divertirse mucho. Estamos muy contentos de poder subir a escena esta historia»,
detalló Riera.

– ¿Cómo fue el proceso de escritura de «Motorhome» junto a Alfredo?
– Tuvimos una extensa charla con Alfredo (Staffolani), que abarcó lo vivido y las sensaciones que generaban las esperas en los rodajes: son muchas horas y suelen pasar muchas situaciones porque hay mucho escalafón dentro de una productora. Están los que recién comienzan, los que ya tienen un nombre, los reconocidos, los que están solo por un par de capítulos; entonces se empieza a dar toda una dinámica que solo la vive y la conoce el que está ahí.
Empezamos primero como a descular eso, después planteamos los personajes que nos interesaban; ahí Alfredo para mí es un genio, un guionista distinto, que tiene un nivel internacional, y no tiene nada que envidiarle a un dramaturgo europeo. Cuando tuvimos la primera versión fuimos modificando cosas y adaptando chistes que son clave en lo absurdo que se genera en la obra y encontrando la manera de cómo capitalizarlos,
Al preguntarle acerca de su personaje, el protagonista y coautor de la obra contó que lo que más le gusta de esta interpretación es: poder desarmar esa idea de galán joven que venía cargando y componer un personaje que es un perdedor como todos los personajes de esta historia.
– ¿Cuál fue el mayor desafío que te presentó su interpretación?
– El mayor desafío fue poder acompañar el proceso del texto con lo físico. Poder estar a la altura de lo que pedía el personaje, componer a alguien que está bastante más roto de lo que estoy yo me llevó a un camino de búsqueda intensa y creo que conseguí llegar a buen puerto.

– ¿Cómo fue el proceso de armado del elenco?
– El armado fue mano a mano con Alfredo y el primer nombre que surgió fue el de Thelma (Fardín). Ella es una actriz sumamente talentosa, calzaba perfecto con la descripción de la directora, y tiene la capacidad de poder crearla, es impresionante el laburo que hace.
Después fuimos buscando entre actores que conocimos, con los que trabajamos, que entienden esta dinámica de hacerlo por primero por amor al teatro y dejar en segundo plano el negocio. Fue acercarles el texto, que lo leyeran esperando que les cope, les de ganas de hacerlo y lo tomen como un desafío y así pasó. Se fue armando de una manera muy orgánica con la que llegamos a un elenco sumamente interesante donde conviven algunas figuras más comerciales y otras que vienen del off y traen un empuje hermoso.

– ¿Qué es lo que más disfrutás del trabajo junto a tus compañeros y compañeras?
– El haber armado un equipo donde la base es el amor al teatro, el amor a la profesión, el siempre tener una propuesta y estar potenciando el material que ya tiene una buena base para crecer y poder componer. Los actores están siempre para sumar, eso hace que los días de ensayo antes y después del Metropolitan hayan sido una fiesta, la gente se copaba con nosotros, donde vamos llevamos un aura de energía positiva.
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