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«El Zoo de Cristal»: una carta de amor al teatro

Desde el primero de agosto, todos los martes puede verse “El Zoo de Cristal” sobre las tablas del Teatro Picadero. Esta nueva puesta del clásico de Tennessee Williams en versión de Mauricio Kartún cuenta con la dirección de Gustavo Pardi. La obra protagonizada por Ingrid Pelicori, Agustín Rittano, Malena Figó y Martín Urbaneja se estrenó a sala llena y en palabras de su director es “una carta de amor al teatro”. 

Esta obra es una exploración sumamente poética, de los contradictorios vínculos familiares – su luz y su sombra -, de los sueños perdidos – y su nostalgia -, de los deseos irrenunciables – y su precio -, y en definitiva de la conmovedora búsqueda de un sentido para la vida.

Es una obra de recuerdos, Tom – alter ego del autor – reconstruye su vida familiar en tiempos de crisis económica. Un padre ausente. Una madre, Amanda, que vive obsesionada por el futuro de sus hijos, en particular de su hija Laura, frágil e incapaz de afrontar las exigencias del mundo. Tom se debate entre el deber de cuidar y sostener a su familia, y la necesidad de escapar y asumir sus deseos personales. El otro personaje es Jim, compañero de trabajo de Tom, optimista y emprendedor, en quien se deposita la esperanza de un futuro para Laura.

Porque amamos el buen teatro y para conocer los detalles de la historia detrás de esta nueva puesta de “El Zoo de Cristal”, desde Minúscula, charlamos con Gustavo Pardi a días del estreno.


Gustavo Pardi es actor, su trabajo lo ha llevado al cine, la televisión y el teatro. Ha protagonizado gran cantidad de obras y prestado el cuerpo a decenas de personajes. Aunque el “Zoo de cristal” no es su primera experiencia ocupando el rol de director, esta es una experiencia representa un hito especial en su carrera. 

El proyecto surgió de mis ganas de montar un clásico, quería vivir esa experiencia. Quería asumir el rol en una obra importante. Pensando materiales, a mi mujer, Tamara Garzón, se le ocurrió ‘El Zoo de Cristal’ y específicamente esta versión de Kartún, que Mauricio había escrito para su madre, Alicia Zanca, que se estrenó en el Teatro Regio allá por el 2002”, cuenta Pardi sobre el nacimiento del proyecto que tuvo que esperar al fin de la pandemia para poder ser estrenado.


– ¿Qué lugar ocupa en tu vida este texto? ¿Te acordás de la primera vez que viste esta historia? 

“El Zoo de Cristal” y Tennesse Williams están en mí desde muy jóven. Desde mis primeros pasos como alumno de teatro, a los 16 años, ya trabajaba algunas escenas. Me acuerdo de la película que dirigió Paul Newman – estrenada en 1987 – que me impactó mucho porque es teatro filmado. Esa fue la primera referencia visual que tuve de la obra. Pero nunca se me hubiese ocurrido montar esta obra tan compleja si no hubiese sido por mi mujer que fue quien me impulsó y me dijo: “Esta obra tenés que dirigir. Es ideal para vos”.


– ¿Cómo viviste el proceso de ensayos?

– Todo el proceso de ensayos fue muy intenso. Fueron seis meses de mucho trabajo, muy placenteros. Yo me ocupaba de armar el dispositivo para que los actores jueguen sus personajes y vayan a fondo. Permanentemente me encontré sorprendido por estos actores, a los que conozco mucho, verlos ahí entregados con tanta confianza, tanta pasión y tanto amor hizo que todo el tiempo el material se renovara. Fue muy sorprendente ver que todo el tiempo iban por caminos complejos y no por las primeras intenciones o lo que uno lee a primera vista, siempre descartando lo obvio y buscando llegar al texto de la manera más visceral. Fue un proceso hermoso que disfruté muchísimo. 


– ¿Cómo fue el armado del elenco?

– A estos cuatro actores magníficos los conozco desde hace muchos años y siempre los admiré. Ingrid siempre fue una referente para mí. Una de las obras que más me impactó en mis años de estudiante y que me decidió a hacer teatro fue “Decadencia”. Siempre seguí de cerca su carrera. Tuve la oportunidad de trabajar con ella alguna vez y hemos tenido un vínculo muy cercano. Yo la admiro muchísimo así que ella siempre fue Amanda para mí.

Agustín Rittano también es uno de mis actores favoritos, es magnífico. Trabajé con él en una obra en el Cervantes. Es un actor moderno, atormentado y exquisito.

Martín Urbaneja es un querido amigo, un actor estupendo, magnífico, y ya sabía que darle a él el personaje de Jim me iba a dar muchas satisfacciones y así fue.

Con Malena es la primera vez que trabajo; con todos es mi primera vez trabajando como director lo que establece un nuevo vínculo, Malena es la mejor Laura que podría tener esta obra. Me he encontrado con una actriz sensible, amorosa, detallista, perfeccionista y con mucho mundo interior, es un placer.

Es un elenco soñado. En un momento del proceso alguien nos comentó que era el elenco del año y yo creo que sí. Mi mayor mérito como director, y por lo que estoy orgulloso, es haber elegido a este cuarteto inmejorable. Me da mucha satisfacción comprobarlo en las funciones. La gente se queda pegada a los cuatro. Se identifica, se divierte, sufre, son actores que van y lo dejan todo. Permanentemente siguen buscando, no se conforman. no dejan nada por sentado, siempre están queriendo encontrar nuevos matices para sus personajes.


– ¿ Cuál es el mayor desafío que la obra te presenta desde el rol de director?

– El mayor desafío que me presentó la obra desde el primer momento es poder armar un marco, un dispositivo, para que los actores puedan apropiarse de la historia. Creo que he logrado armar una gran familia con un hermoso clima de trabajo. La pasamos muy bien, todos disfrutamos mucho de la obra, la defendemos, y eso me da mucho orgullo y mucha satisfacción.

El estudio previo de pensar cómo montarla y tener muchas propuestas para después lograr ir al hueso, a lo que pide la obra. Al principio yo tenía muchas ocurrencias sobre la puesta, la escenografía, el vestuario y después todo eso me sirvió para ir limpiandolo y llegar a lo que es la obra hoy. Para mí es una carta de amor al teatro. Es puro teatro sin nada externo. Hemos logrado una obra con mucha verdad. 


– ¿Cómo viviste el estreno de la obra? 

– El estreno de la obra fue espectacular. A sala llena, la gente respondió y nos acompañó. Superó las expectativas, yo llegué con mucho interrogante, muchas preguntas sobre si iba a gustar. Sabía que estábamos haciendo un espectáculo sólido y lo estábamos ofreciendo con mucha honestidad, pero bueno, después uno nunca sabe qué puede pasar y fue un estreno soñado. Uno de los estrenos más lindos, más hermosos que he tenido en mi vida.


– ¿Cómo vivís la respuesta del público?

– La respuesta del público viene siendo muy buena. Ven el trabajo que hay, se deleitan con los actores, hablan maravillas de los cuatro y aprecian los detalles que hemos trabajado sobre la interioridad de los personajes. La visión de cada personaje sobre lo que queremos mostrar de una obra presentada con simpleza desde la puesta pero como algo bueno. También recibimos que se nota mucho el trabajo que hay de todo el equipo en todas las áreas y eso me hace muy feliz.

Yo creo que es una obra que toca el corazón del espectador y eso es una emoción compartida porque es lo que sentimos todos. Nos llega al corazón no solo por la obra y el material sino por todo el trabajo que hemos puesto, por cómo la hemos encarado, por nuestro compromiso y pasión desbordante.


– El Director de la obra es de algún modo el primer espectador, desde ese rol, ¿qué es lo que más disfrutás del proyecto?

– Desde el primer ensayo me sentaba y me ponía en ese lugar. Soy muy amante del teatro, me gusta mucho ver teatro y de todas las obras que veo hay cosas que rescato. Siempre vi la obra como espectador. Creo que por eso funciona tan bien, yo todo el tiempo decía “esto me divierte, me entretiene, me interpela”, como si lo estuviese viendo de afuera.

En ese sentido pude desde el minuto cero imaginarme cómo me gustaría ver esta obra que es tan conocida y que tiene imágenes tan épicas, tan en el inconsciente del espectador de teatro. Al mismo tiempo creo que es una obra muy popular, que está pensada para que le guste a todo el mundo, para que la gente se entretenga, que la pase bien sin solemnidad, sin aburrirse. Son todas cosas positivas las que digo, pero esto es un logro colectivo, nos hemos destrozado la cabeza todos para lograrlo.  


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