RESEÑAS teatro

«El Organito»: reír primero, llorar después

Próxima a cumplir 100 años y actualmente bajo la dirección de Rubén Pires, esta es una obra que toda generación debería ver. 

Se trata de un túnel del tiempo, rumbo al 1900. Una ventana hacia el menesteroso lugar donde vive una familia de inmigrantes italianos, que sobrevive de la mendicidad, y nos expone una batería de problemáticas atemporales. Bienvenidos a “El Organito”.


“Es esa necesidad de superación que tiene la juventud, con sus pocas o muchas herramientas. En el medio de esa familia, con una madre alcohólica y un padre muy patriarcal. También es la necesidad, de estos hijos, de construir su propia historia”,

agrega Rubén Pires sobre la obra.

Luego de la Primera Guerra Mundial, los mendigos se enfrentaban a un nuevo paradigma en Buenos Aires: ya no era tan rentable dar lástima en la calle, se ganaba más dinero entreteniendo a los caminantes de la ciudad.

Por ese motivo, Saverio (el padre de la familia), luego de veinte años de sociedad, decide cortar la relación laboral con su compañero de calle, su par mendigo, para encarar una nueva rutina con un nuevo socio: “El hombre orquesta”.

Sumado a esto, los dos hijos varones de Saverio, cansados del régimen de su padre, deciden ya no vivir bajo las órdenes de su progenitor. Mientras tanto, Florinda, su única hija mujer, sueña con ser bataclana y convertirse en figura de la Revista Porteña.

Todos estos condimentos, desatan el caos en la vida de aquella familia de inmigrantes italianos. Esta orquesta de conflictos, está bien acompañados por la escenografía y el vestuario, que empatan a la perfección con el recado de la obra.

«El Organito» está contada en clave cocoliche, una variedad lingüística, pasajera e inestable, producto del contacto entre los inmigrantes (en su mayoría italianos) y la comunidad rioplatense receptora.

“El desafío fue el manejo del argot (jerga que utilizan los integrantes de un grupo), tuvimos que tomar una decisión poética y me gustó el resultado de esa mixtura entre el cocoliche y el argot; que construye una poética en sí mismo”, cuenta Rubén.

«El Organito» es una gran suma de aciertos que se alinean y potencian entre sí: una bien lograda oralidad, el movimiento y el trabajo físico de los actores, un esporádico romance con el género musical y el bien logrado asome melodramático, propio de aquella época.

El maquillaje merece un destaque aparte, ya que está inspirado en «Pinturas Negras» (una serie de obras murales de Francisco de Goya – 1819) y aporta valor al argumento. “Nos inspiramos en esta serie para que el lenguaje extrañado se viera apoyado sobre esos rostros esperpénticos”, agrega Rubén. 

Hambruna y miseria; deseos de ser y de no haber sido. Esta maravillosa obra, con texto de los hermanos Armando y Enrique Santos Discépolo, vió la luz sobre las tablas en 1925 y todavía sigue hablando de nosotros.


“Un padre, con una mirada resentida hacia la sociedad y unos hijos que podrían romper aquel vínculo para liberarse, sin saber si les espera un futuro venturoso o no”,

concluye el director.

«El Organito» tiene funciones todos los domingos a las 17:30, en Andamio 90 y podés conseguir las entradas en boletería o a través de Alternativa Teatral.


FICHA TÉCNICA

OBRA: El Organito

TEATRO: Andamio 90

DIRECCIÓN: Ruben Pires

ACTÚAN:

Marcelo Bucossi

Elida Schinocca

Gonzalo Javier Álvarez

Facundo Pérez

Lucía Palacios

Marcelo Rodríguez

Emanuel Cacace

MÚSICA ORIGINAL: Guillermo Fernandez; Sergio Vainikoff

DISEÑO DE VESTUARIO: Nélida Bellomo

FOTOGRAFÍA: Fiorella Romay

DISEÑO DE MAQUILLAJE: Analía Arcas


Si te gustó el contenido que leíste nos podés ayudar a seguir produciendo periodismo de calidad.

Hacé click en el botón del Cafecito para colaborar.
Invitame un café en cafecito.app

1 comentario

Replica a Cristina Gomez Cancelar la respuesta