Una experiencia de teatro erótico sin prejuicios ni tabúes, que explora el multiverso de la intimidad. Recorré esta obra única a través de una reseña minuciosa y conocé cada detalle a través de la voz de su director, Sebastián Terragni.
Esta propuesta concupiscible sumerge al espectador en un oscuro agujero negro donde conviven un sinfín de escenas que mixean el movimiento, la música y la genitalidad con un propósito: reafirmar que somos seres sexuales y que nos movemos por el placer.
“Principalmente, echa luz sobre la forma de vincularnos con nuestros deseos y, por ende, con nuestra propia identidad. Con la conexión más profunda que es el encuentro con el otro”,
Sebastián Terragni, director de la obra.
Diferentes cuadros con distintos géneros musicales se van pasando la posta componiendo una gigantesca pieza donde el guión se construye desde la sonoridad, la iluminación y los cuerpos.
Si hablamos del gran acierto de Cuentos para ir a la cama, tenemos que mencionar el trabajo de la iluminación, que abraza los elementos y entra en danza con el humo para componer atmósferas ásperas, profundas, fluidas, centrifugadoras y pasionales.

“Es acá donde el aspecto teatral crece y el actor o actriz debe profundizar en sus recursos. No solo en las grandes acciones sino también en los pequeños detalles. Casi de una manera cinematográfica”, explica Terragni.
Lo erótico se abre paso en cuerpos diversos. Cada figura en escena recuerda que el deseo no tiene una única forma, sino que habita en la pluralidad. Allí, lo sexual se vuelve más humano… Más real.
Si seguimos corriendo la maleza de lo genital, nos encontramos con otros mensajes a reflexionar: los vínculos, la soledad, la falta de libertad en la intimidad y el deseo de explorarla.
El director agrega: “Estamos en un tiempo de apertura y de conexión global. Sin embargo, algunxs individuos siguen estando tan solos y apabullados que esa aparente conexión se vuelve tan lejana y tan fría, que no nos permite conectarnos con el otro, ni siquiera con nuestro propio y real deseo”.

Apps de citas, sexting y redes sociales donde nos mostramos felices y acompañados son el maquillaje que tapa el vacío existencial y provoca la desvinculación real de las carnes, del alma y del corazón.
“Termina siendo una cuestión de identidad perdida entre tanta información, imágenes y propuestas de vinculación. Pero, estamos a una mala foto y un dedo de no conectar de verdad con el otro”, reflexiona Terragni.
Podríamos decir que, lo que propone la obra, es algo que la sociedad ya empezó a notar. Según la consultora de tendencias Trendsity, las apps siguen vigentes, pero los usuarios comienzaron a mostrar cansancio o fastidio frente su “lado B”: la no conexión real.
Esto también podría deberse a que “una gran cantidad de los usuarios de estas herramientas se sienten emocional, mental y físicamente exhaustos de ellas”, como también explica Trendsity.
Las descargas anuales de Tinder, por ejemplo, cayeron más de un tercio en comparación con 2014 y gran parte de la Generación Z – los nativos digitales que nacieron entre 1997 y 2010 – dice sentirse frustrada cada vez que las utiliza.

Entonces, Cuentos para ir a la cama puso sobre las tablas una perspectiva con la que muchos concuerdan.
“Más allá de su capa sexual o erótica, la idea es que el espectador salga entendiendo que no hay forma de ser feliz si no es siendo auténtico. Conectando con nuestros verdaderos deseos, con lo que nos hace bien y nos define”, concluye el director.
La obra los espera como un caleidoscopio de cuerpos: un conjunto de intérpretes que, entrelazándose en escena, comparten relatos encendidos y reflexivos, como esos pensamientos que visitan la mente justo antes de dormir.
Se están presentando todos los viernes de septiembre a las 22.30, en El Nuevo Teatro Gargantúa (Serrano 459 – CABA) y las entradas están a la venta en Alternativa Teatral.
Ficha técnica
Obra: Cuentos para ir a la cama
Elenco: Maryanne Lettieri, Catalina Garacciolo, Benjamín Avilés, María Barci, Chiara Cattaneo, Maru Echenique, Paco Irigoyen, Daniel Mercado, Nelly Morelli, Facundo Moreno, Morena Pereyra, Nara Pico, Wenceslao Quiroga, Leonardo Tito y Maverick Vigliero.
Director: Sebastian Terragni
Asistente de dirección: Chechu Bechech
Luces: Julian Raul Collados
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