RESEÑAS teatro

El tercer apetito: reír y reflexionar entre aromas

Una obra, con dirección Alejandra Sánchez, que se mete en el alma de un cocinero entusiasta y desilusionado para hablar – desde un monólogo – sobre sueños, pasiones y traiciones. 

“Es un espectáculo encuadrado dentro de la tragicomedia y echa luz sobre tres tipos de personas: los que tienen ideas, los que compran las ideas y quienes las roban”, adelanta José Luis Arias, quien encarna al ferviente chef.

Cocinar es un arte, muchos están de acuerdo en esto. Para el protagonista de «El tercer apetito» la cocina es mucho más que eso, se trata de saber mentir, de una guerra astuta contra el apetito y también de desilusiones. 

La obra detona su conflicto sobre uno de los discípulos del chef, quien está siendo entrevistado en televisión abierta y cuenta todo lo aprendido en la cocina del desilusionado maestro, pero como si se tratara de conceptos propios.

¿Quién no robó, alguna vez, una idea?, ¿quién no vió a su idea siendo aplaudida en otro cuerpo?

Con un monólogo pasmoso, el protagonista – único bípedo en escena – intenta encontrar una prueba de que todo lo que dijo su aprendiz le corresponde. 

Resulta que el chef, ahora descolocado por la noticia, se encuentra en el proceso de la creación de un libro en el que todas esas delatadas – y robadas – ideas iban a ser publicadas como inéditas.

Debido a esto, recibe llamadas constantes de su abogado quien lo alerta de una irremediable muerte de su proyecto, antes de que este pudiera llegar a ver la luz.


Un montaje que absorve al espectador

La escenografía incluye una mesada abundada de coloridas frutas y verduras que componen una vívida cocina en acción. Tan real que desorientan al espectador, haciendo que olvide el contexto teatral.

«El tercer apetito» atrapa a la audiencia desde tres componentes principales: serpenteo actoral, aroma y sonido.

SERPENTEO ACTORAL

José Luis Arias no deja espacio sin recorrer en el escenario. Cocina en en vivo, come, toma vino, habla por teléfono, prende y apaga el televisor discutiendo con la pantalla y pone su cuerpo al servicio del desquicio cuando es necesario.

AROMA Y SONIDO

En tiempo real, el cocinero hornea el pan que él mismo amasa durante los primeros minutos de la obra, saltea verduras y dora unas carnes.

La masa transmuta a un esponjoso panificado que (sumado al crujiente salteado) comienza a recorrer la sala desde un perfume hechicero, decidido a seducir los olfatos presentes.

“Esto despierta otros sentidos en el espectador como los visuales, con los vapores, y los olfativos”, agrega el actor y suma: “Ese clima mete a las personas presentes dentro del universo de la cocina”


“El desafío de cocinar en escena tuvo que ver con aprender a amasar, algo que yo no sabía hacer. Más de una vez, la construcción de un personaje obliga al actor a aprender una tarea”,

confiesa Arias.

La iluminación compone un gran porcentaje de la emocionalidad, sobre todo en la escena final donde la obra muere elevada en una atmósfera de contrastes, narrada por la lumínica

Según su filosofía hay tres apetitos: el primer apetito es el biológico; el segundo es el del asombro con la carta y el más importante, el tercer apetito, que para descubrirlo deben visitar la obra.

«El tercer apetito» se está presentando todos los sábados de octubre a las 21 en Muy Teatro (Humahuaca 4310 – CABA) y las entradas están a la venta en Alternativa Teatral.


Ficha técnica

Obra: El Tercer Apetito 

Teatro: Muy Teatro

Dramaturgia: José Luis Arias; Alejandra Sánchez

Actuación: José Luis Arias

Dirección: Alejandra Sánchez

Fotografía: Estanislao Niklisson

Asistente de producción: Marie Peroni

Escenografía: Victoria Papurello

Utilería: Enzo Giordano


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