MICRORRELATO

T2 02 – Lo merecen

Me declaro defensora acérrima y fiel fanática de todos mis amigos. Me van a tener que disculpar, pero soy de las que no pueden vincularse con un otro sin una gran cuota de admiración.

Para mi el amor va siempre de la mano con sentir el pecho inflado mientras aliento de cerca o de lejos cada pequeño triunfo de la gente que quiero. Tengo por fortuna que esa misma gente, además, me quiera. 

Ellos, que jamás me piden explicaciones no sólo porque no las necesitan, si no porque conocen cada arista, cada vértice y cada punto y coma de mis virtudes y contradicciones, conocen cada una de mis versiones y en silencio o a los gritos me claman sus verdades siendo el reflejo de lo que sí y lo que no esgrimiendo argumentos firmes y honestos.

Querer salir corriendo a contarles las buenas nuevas o acompañarnos al querer estar acostados en un sillón uno al lado del otro en el más absoluto silencio con las lágrimas recorriendo nuestras mejillas sabiendo que la vida muchas veces es injusta pero por lo menos nos tenemos, sigue siendo la más absoluta victoria. 

Con las decepciones en la mirada o con el cuchillo entre los dientes mis amigos se tropiezan, se caen, se arman y empiezan de nuevo. Tienen sus mochilas cargadas de sueños, de expectativas, de frustraciones y tristezas. Las llevan con altura y fragilidad, pero las llevan. Responden a sus más íntimos deseos y le pelean a la vida con o sin suerte cada migaja que pueden y cada milagro que creen merecer. Y los merecen, te lo juro, los merecen.

Pasan los años, pasan los jugadores, la hinchada te alienta te escupe te putea canta bajito o fuerte te silba te aplaude y por suerte, siempre está.

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