CULTURA entrevista

«La locución es una profesión de autogestión y horas vuelo», Sofía Muschetto

Cada 3 de julio se celebra en Argentina el Día del Locutor y la Locutora. Con la fecha como excusa para hablar de la profesión, desde Minúscula entrevistamos a Sofía Muschetto, locutora, periodista, podcaster, y escritora. Hablamos acerca de la locución en los tiempos que corren y conocimos un poco más de la vida y la historia de la voz detrás de “Rompecabezas: Microrrelatos para armar(se)”


Una infancia jugando a hacer radio

Preguntarle a una de las voces de la radiofonía argentina cómo nació su relación con este medio centenario tiene, de alguna manera, una respuesta común: “jugando”.

Para Sofía Muschetto, la radio está directamente relacionada con dos factores. Por un lado el aspecto lúdico, el juego que empezó cuando descubrió que si conectaba los auriculares al auxiliar del equipo de música tenía en sus manos un micrófono para poder jugar a presentar canciones sobre las cintas de los viejos TDK de 60 y 90.

Por otro lado, la radio también llegaba a través de sus padres: “Mi viejo escuchaba mucha radio. Subir a su auto significaba el momento de escuchar radio. Mi vieja no solo escuchaba radio como compañía mientras cocinaba, ella llamaba a la radio para opinar sobre diferentes temas, participar por cosas, en una palabra para salir al aire. Hay muchas cosas relacionadas con la radio en mi casa”, recuerda Sofía. 

Así como su madre llamaba a la radio para participar de consignas, Sofía encontró en el dial una radio a la cual llamar se trataba de Radio Panda 107.9 una radio para chicos hecha por chicos. “Ahí empecé a hacer mis primeros llamados. El hecho de que existiera Panda hizo que yo pensara que había una posibilidad de estar en la radio, que no era tan lejano poder hacer aire”, detalla Sofía.


– Hablemos de tu formación académica. ¿La locución fue la primera opción de estudio o antes hubo otras carreras?

– No fue la primera opción. Yo había estudiado Periodismo en TEA y Comunicación Social en CAECE, en ese momento se podían hacer las dos cosas a la vez. Había hecho materias de radio pero yo misma le bajaba el precio a lo que hacía, siempre me veía dentro del periodismo, no pensaba en dedicarme a la locución. La primera persona que me preguntó: “¿Nunca pensaste en estudiar locución?” fue un profesor de canto y me quedó la idea por ahí en el tintero.

En ese momento estaba viajando como mochilera por el mundo. Llevaba unos meses viviendo en Ecuador cuando una noche me puse a pensar en que quizás era momento de volver a Argentina un tiempo, pero para eso tenía que tener un motivo que me hiciera enraizar por un tiempo ahí. Así surgió la idea de anotarme en ISER.


– ¿Cómo fue la experiencia en ISER?

– Yo no soy de esas personas que saben muchísimo acerca de ISER y lo eligen por eso. Sabía que era una institución prestigiosa a la que era muy difícil entrar y nada más. Que ahí se estudiaba para hacer radio, porque ni siquiera estaba pensando en “hacer locución”. Sabía que había muy pocas vacantes y que ingresar era algo que podía no darse. Era todo lo que sabía.


– ¿Qué edad tenías cuando empezaste la carrera de locución?

– Fue en 2017, no había cumplido los treinta. Era “grande” para lo que uno tiene heredado en la cabeza de que a cierta edad ya tenés que terminar la carrera o saber qué es lo tuyo, qué es lo que tenés que hacer. Pero para mí fue la edad especial para hacerlo por todas las experiencias que había tenido previas.

A veces me pasaba decir: “Si hubiera hecho la carrera a los 17 hubiera empezado todo este viaje súper jóven. Hubiera hecho de todo y tendría tanto tiempo”. La verdad es que yo tuve compañeros de todas las edades y ahora cuando me lo pongo a pensar y analizar pienso que hacerlo alrededor de los treinta está buenísimo porque tenes otro bagaje cultural, otras experiencias tanto profesionales como de vida y me aprece que es una re buena edad para hacerlo, en ese momento me sentía un poco grande.


– Cuán importante es esto que decís de no bajonearse por el momento en que uno transita su formación profesional. En esa misma línea de pensamiento, ¿qué consejo le darías a un veinteañero que quiere trabajar en medios hoy?

– Si tuviera que darle un consejo a una persona de veinte no le diría no estudies, porque la formación es súper importante pero si tienen la suerte de saber qué les gusta o qué es lo suyo, les diría que afinen la puntería. Que aprovechen este tiempo de autogestión, de redes sociales, de medios populares autogestivos sin dejar de lado la formación profesional pero tal vez no meterte en una licenciatura larga donde es mucho más teórico que práctico todo.


– ¿Qué importancia le das a las «horas vuelo«? 

– Las horas vuelo son todo, son lo más importante. Me parece muy interesante que lo menciones como “horas vuelo” porque es la misma manera que usaban algunos de mis profesores en ISER y tal vez en ese momento yo no lo entendía tanto.

Al ser una formación donde por un lado tenés profesores insertos en el medio de hoy que se adaptan y entienden las nuevas dinámicas, también tenés profesores más analógicos que están un poco más quedados en el tiempo. Está súper bien que veamos el HTH y algunas otras cosas, pero hoy también es el mundo del streaming. Hoy lo que te hace resaltar es tu manera diferente de de contar lo mismo. La manera en que elegís qué soporte vas a usar y de qué forma te vas a comunicar.

De todos los profesores que tuve al que más recuerdo es a Pablo Bricker, mi profesor de locución en segundo año en ISER, él era muy exigente y todo el tiempo te decía que “me estaba preparando para el medio”.


– ¿Cómo ves la profesión hoy en día?

– Yo pienso que la profesión es autogestión y horas vuelo. Autogestión porque vos sos tu propio producto. Vos te tenés que vender, vos tenés que golpear puertas, vos tenés que estar todo el tiempo dando exámen. Es una profesión donde todos los días un error te deja afuera.

Un error grave como dar mal una información o un error que uno piensa que es menor como una mala pronunciación de una calle o de un dato duro. La hora vuelo es lo único que hace que vayas ganando soltura y que vayas armando tu personaje. Cómo sos al aire, cómo querés ser.


– ¿En qué momento comenzaste a trabajar en radio? 

– Yo empecé a trabajar en los últimos dos años de la carrera. Porque siempre fui muy buscadora de oportunidades. Siempre estaba tratando de buscar qué podía hacer al respecto. Por otro lado tuve la suerte de tener profesores muy generosos que vieron algo en mí y cuando veían oportunidades que podían adaptarse a mí o viceversa me tenían en cuenta. Eso hizo que llegaran mis primero castings.


– ¿Cómo te llevás con los castings?

– En el casting sos cien por ciento vos. Frente al micrófono. Entendiendo direcciones, que eso tambíen es parte de las horas vuelo. No son horas de vuelo de aire, pero son horas de vuelo. Hacer castings es un proceso que yo disfruto, me gusta que me hagan marcaciones, que me dirijan. Los castings son una parte muy importante del proceso: los primeros “no”. Los rechazos. No entender una marcación, el tener que adaptarte. Que te hagan marcaciones personas que no son locutoras y que no tienen idea de lo que te están diciendo.

Hay mito urbano que siempre corre entre los locutores que dice que a una persona una vez un director le pidió “hacélo más azul” y vos pensás «¿qué es hacerlo más azul?«. Ese tipo de marcaciones existen y uno tiene que entenderlas. Los últimos dos años de la carrera fueron mis primeros castings, mis primeros laburos.


– ¿Cómo fue tu primera experiencia en un programa de radio fuera de las aulas?

– Mi primer programa de radio fue en FM Pasión. Empecé haciendo aire en una radio de cumbia. Hay que tenerle el mismo respeto que a cualquier otro género.  Obviamente tenés que adaptar los tonos y desestructurarte.

Ahí aprendí lo que es realmente un oyente y recibí las primeras muestras de cariño. Un oyente es una persona que de verdad te está escuchando, te está prestando atención, sos su compañía.

FM Pasión está en Avellaneda, yo me bajaba del tren en la estación Avellaneda y los que vendían torta frita y café en la estación del tren me escuchaban en la radio y me regalaban el desayuno. Me iban a buscar a la puerta de la radio personas para sacarse fotos y para mí era algo rarísimo. Era gente que realmente se sentía acompañada en su día a día por mí, que estaba a las siete de la mañana presentando canciones de cumbia súper arriba. Tenía que estar a la altura no solo de tonos sino anímicamente. Después llegó la pandemia, que fue un súper desafío.


– ¿Esa fue tu manera de atravesar la pandemia?

– Sí, y a la vez durante la pandemia entré al mundo INDALO. Me surgió la posibilidad y me acuerdo puntualmente que yo tenía pactado el casting para FM ONE 103.7 el día en que murió Maradona, por lo cual obviamente me lo reprogramaron. Era mi primer casting para un medio grande, era para hacer suplencias en ONE. Hice el casting con barbijo. Le hablaba al micrófono con barbijo y del otro lado había solo dos personas con barbijo en los controles. Casi no tuve contacto con ellos, algo absolutamente  pandémico. Así fue que quedé en ONE y a raíz de eso después se me dieron las oportunidades para trabajar en Radio 10 y en POP 101.5 


– ¿Tu llegada a INDALO fue al salir de FM Pasión o convivieron ambas experiencias?

– Convivieron un tiempo hasta que tuve que tomar una decisión, porque cada vez me ofrecían más cosas en INDALO. En ONE estuve primero los fines de semana y después empezaron los reemplazos en la semana. Después surgió la posibilidad de hacer un programa diario en Radio 10 en la semana con Lucho Galende y Carlos Barragán.  Llegó un momento que ya no podía sostener las dos cosas. Porque en Pasión estaba de 7 a 10 de la mañana. Yo vivía en Banfield y tenía que ir hasta Avellaneda y después  a INDALO que está en Palermo. Tuve que tomar la decisión y no lo pensé, el crecimiento profesional me llevó a quedarme en el multimedio.


– Trabajaste en varias de las emisoras de INDALO. Me gustaría que me cuentes cómo fue ese paso por el multimedio.

– Yo entré a INDALO como locutora suplente de ONE. De repente me pasó que los reemplazos se cortaron. No me llamaron más y no entendía qué había pasado. Yo me recontra deprimí, pero esto pasa mucho en los medios, me costó mucho entender que no era algo personal que no me estuvieran llamando. Cuando me quedé sin reemplazos en ONE fui a golpear la puerta de Radio 10 sin conocer a nadie. Porque si bien todo estaba en el mismo edificio y en el mismo grupo, yo no conocía a nadie.


– ¿Qué pasó cuando golpeaste la puerta en Radio 10?

– Golpeé la puerta y estaba Marcelo Figueroa que en ese momento estaba a cargo de los locutores en la radio y le dije la verdad: “Hola Marcelo soy Sofía, soy locutora, estaba trabajando en One. Soy suplente y no me llamaron más, quiero trabajar y me vine a presentar”. Así de cara dura. Marcelo me pidió mi teléfono y me dijo: “Bueno, veo”. A los pocos días me llamó para hacer unos reemplazos en el programa de Lucho Galende y Carlos Barragán que se llamaba 20/21. Tenía que ir una hora nada más. Desde Banfield a Palermo para hacer una hora de aire. Gustó y quedé ahí fija. Después de eso me ofrecieron hacer reemplazos en el programa de Juan Di Natale. Después me ofrecieron estar fija en el programa de Jorge Rial, en ”Argenzuela”, y después de un tiempo me ofrecieron estar fija con Pablo Dugan.


– ¿Cómo fue esa experiencia?

– Fue una experiencia de aprendizaje puro. Pablo es una persona muy exigente, pero él me dio mucha libertad y empecé a parte de hacer la locución a hacer una columna de espectáculos en su programa. Al principio tenía que presentar antes los temas de los que iba a hablar, con el tiempo ya confiaron en mi criterio. Y no me los pedían.


– Hablaste de ONE y Radio 10, ¿cómo fue la llegada a POP?

– Me fui a presentar también. Hice lo mismo que antes: “Hola soy Sofía, trabajo en Radio 10, me encantaría en algún momento que me tengan en cuenta para la Pop”. Siempre empecé con reemplazos me iban probando y después empecé a conducir sola los fines de semana a la tarde igual que en ONE. 


– ¿Cómo fue tu paso por Radio Nacional?

– Estaba en Radio 10 cuando me ofrecieron hacer un reemplazo en el programa de Dario Villarruel “Secretos de sumario” los sábados y domingos a las 7 de la mañana y obvio que dije que sí. Con Darío Villarruel pegué muy buena onda al aire desde la primera vez, su productor era su hijo, Cato Villarruel, también una persona muy generosa. Los dos me dejaron recontra ser al aire. Lo marco porque no pasa siempre encontrar personas que te dejan ser vos misma al aire. Ellos fueron muy generosos conmigo y al tiempo me ofrecieron ser parte de “Pase lo que pase” el programa que tenían en Radio Nacional para hacer una columna de política y actualidad.


– ¿Cómo tomaste la decisión de dejar de hacer aire y emigrar de Argentina para vivir en Brasil?

– Hubo una parte de decisión y otra de supervivencia y preservación de la salud mental, porque mi carrera creció mucho en un contexto muy particular, que fue la pandemia. Donde más crecí profesionalmente fue en ese momento y eso me aniquiló bastante la salud mental. Tener que estar a la altura, tener que estar productiva, tener que estar preparada en un contexto de fin del mundo.

Ahora pasó el tiempo y uno se olvida de ciertas cosas, pero había que ir a trabajar con barbijo, con la radio vacía, con mamparas de plástico que te separan del resto del equipo, no fue para nada fácil. A eso sumale sacar todo el tiempo especialistas al aire, contar los muertos, los casos, estar todo el tiempo pendiente de qué pasaba con el COVID, fue muy difícil.

Yo ya había empezado a tener ataques de ansiedad en el último año de ISER, durante la pandemia esto creció bastante. Y llegó un momento donde tenía tres trabajos fijos. Radio 10, la Pop y Radio Nacional, tres trabajos igual de importantes que hacían que para llegar a todos tuviera que tomar doce transportes por día. Salía a las cinco de la mañana de casa y volvía a las once de la noche todos los días. Llegó un momento en que no pude más. Preservar la salud mental hizo que me aleje por un tiempo de todo esto.


– ¿Cómo llevás esta situación hoy en día?

– Ahora la llevo día a día. Porque la radio es el gran amor de mi vida, no por una cuestión de romantización ni idealización, al contrario, yo sé todo lo que me costó y lo difícil que es tenerlo y mantenerlo una vez que lo tenés.  Volver a ese estilo de vida me costaría un montón y sé que a mi salud mental también.

En este momento me enfoco en hacer los contenidos que tengo ganas de hacer, a mi forma y como una cuestión de descarga y mantener la conexión con todo eso. Haciendo un podcast literario de textos de mi autoría, como una especie de terapia. La primera temporada de Rompecabezas está en Spotify y ya estoy trabajando en los episodios de la segunda que se estrena próximamente.


Si te gustó el contenido que leíste nos podés ayudar a seguir produciendo periodismo de calidad.

Hacé click en el botón del Cafecito para colaborar.
Invitame un café en cafecito.app

Deja un comentario