MICRORRELATO

09 – Oda a los que sí

No necesitamos de la cotidianeidad con nuestros vínculos más profundos, porque la amistad es ese lugar fuera del tiempo y del espacio en el que conviven el mejor y más fiel pasado, el presente agridulce; el futuro hecho de “ojalás’’; y todas las sonrisas de las que nos alimentamos entre buenas intenciones, shots de realidad, y bajadas de un hondazo.

Mis amigos me vieron triunfar y naufragar, siempre desde la primera fila.

Narradores omniscientes de mis mejores y peores batallas, me lamieron las heridas, me sostuvieron el pelo, rieron de mi y conmigo, me ayudaron a brillar, lloraron, secaron mis lágrimas. Se pusieron al mundo en contra para estar de mi lado tuviera o no razón. Nunca invalidaron mis sentimientos y emociones. Me sacudieron cuando fue necesario. Me despidieron en aeropuertos, fueron hinchada, terapia, mates. Y familia.

Me entendieron poco o mucho, pero nunca necesitaron explicaciones.

Mis amigas están aprendiendo a poner límites, son de las que dan mucho y esperan poco. Mis amigos son de los hombres que escuchan y miran a los ojos.

Deshojada, marchita o renaciendo, fueron siempre mis amigos el refugio y el espejo que me devolvió la imagen que siempre necesitaba ver.

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