Soy la suma de todos mis recuerdos, las cosas que me pasaron y las cosas que decidí vivir.
Soy hija de los aciertos y los errores de Juan Carlos y Graciela.
Soy también la hija mayor. La que llegó después de varios tratamientos y lágrimas derramadas con gusto a tristeza y convicción de que la única lucha que se pierde es la que se abandona.
Soy también mi otra historia, la propia, la que yo misma escribo día a día.
Soy mi abuela Amanda bailando descalza en el patio de alguna casa.
Soy mi abuela Rosa cada vez que me rebelo frente a una injusticia.
Soy todas las mujeres fuertes e independientes que cambiaron mi manera de ver el mundo.
Soy mi vieja cada vez que me reinvento y busco incansablemente la forma de que las cosas sean mejores.
Soy mis hermanos cada vez que pongo la lealtad por encima de todo.
Soy mis amigos. Los de antes. Los de ahora. Los de siempre. Los que todavía no conocí.
Soy esta mezcla de autoexigencia y ansiedad que disfruta de lo simple y que hace la plancha en el mar cada vez que necesita sentirse libre.
Soy la que llora como una nena cuando está sobrepasada y cansada de sentir que tiene que poder con todo.
Soy el amor. Las canciones. Los enojos. Los viajes. Los encierros cuando necesito aislarme del mundo que me duele.
Soy la desapegada. Soy la que no suelta. Soy yo misma cuando creo en mí y voy por todo.
Soy la que abraza los momentos y la que transmuta los sueños en proyectos.
Soy este rompecabezas de fichas de todos los colores y de todos los tamaños que siempre insiste en reinventarse.
