GÉNERO

Madres del Orgullo

La familia es el lugar donde, en general, encontramos los principales recursos para desarrollar nuestra personalidad a futuro. Ésta suele ser el mayor factor de protección para los humanos pero, en ocasiones, también se puede convertir en el mayor factor de riesgo.

La mayoría de los jóvenes, en proceso de formación de su identidad sexual, suelen ser cuestionados por su propio entorno familiar que, al contrario, deberían naturalizar y abrazar la libertad de género de cualquiera de sus miembros.

Se produce el juego de las dos víctimas. La primera, es el hijo/a que comparte su homosexualidad y no es comprendido por la segunda, su madre/padre, quien nunca obtuvo herramientas para abrir la mente hacia algo “diferente”.

Esto último sucede gracias a la infinita estigmatización que existe sobre la comunidad LGBT, debido a la ridiculización y sexualización del colectivo, de manera cultural e histórica. 


EL ROL DE LA MADRE

Por mayoría absoluta, las personas LGBT consultadas por Minúscula, reconocieron que fue la madre la primera persona, de las figuras parentales, a quien le compartieron su orientación sexual.

En el Día Internacional del Orgullo, Revista Minúscula echa luz sobre las madres del orgullo y la importancia de la figura materna para el colectivo LGBT en su revelación de orientación sexual


«Lo bauticé como Lucas y hoy se llama Camila. No fue fácil, pero acompañarla durante su transformación nos unió en la lucha por su libertad»,

Stella (maquilladora), mamá de Camila.

Todas las madres concuerdan con que las primeras reacciones frente a la revelación de la orientación sexual fueron negativas, independientemente de que después adoptaron estados más positivos.

Si bien, reconocen que las reacciones iniciales las atravesaron de dolor, miedo, culpa y frustración; todo – para ellas – fue cambiando con el tiempo, porque “el amor de una madre va más allá de todo”.


«Cuando me contó, sentí vergüenza y miedo. Hoy siento vergüenza por quienes no entienden a personas como mi hijo»,

Ana (comerciante), mamá de Gastón.

En el proceso de aceptación en el seno familiar, muchas mamás suelen ocultar a su pareja la orientación sexual de sus hijos ya que consideran que “el padre ve a la homosexualidad todavía como un tabú”.

Esto convierte a la madre en la elegida para aflojar las bisagras del closet de la vergüenza, el escudo con el cual aquel hijo/a se anima a transitar los revueltos mares del prejuicio social.


“Me dijo que era lesbiana y la llevé a la iglesia para que el pastor la cure. Con el tiempo entendí que era yo la que necesitaba sanar y amar a mi hija”,

Carmen (costurera), mamá de Antonella.  

Una madre del orgullo es aquella que tiene miedo, pero aún así, enfrenta a su pareja, sus creencias religiosas y hasta sus propios juicios por amor a sus hijos/as.

Las madres del orgullo son aquellas que se abren a su propia transformación, porque entienden que aceptar la identidad sexual de su hijo/a las convierte en una herramienta para el avance de las diversidades sexuales y de género. 


“Aceptar a mi hija, lesbiana, me llevó a descubrirme. Desde que confió en mí amo luchar por ella, defenderla y acompañarla a las marchas. Amo en quien me convirtió, me destapó los ojos”,

Florencia (abogada), mamá de Cielo.


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