Luego de una exitosa temporada en El Cultural San Martín, “Descubriendo al Che” se presenta los jueves en El Método Kairós con entradas a la gorra que pueden reservarse desde la web de Alternativa Teatral.
Con libro de Miguel Lozupone y adaptación de Matías Puricelli y Francisco Ruiz Barlett, y un elenco que integrado por: Enrique Dumont, Graciela Pafundi, Renzo Morelli, Mariel Neira, Tadeo Macri, Leonel Camo, Martina Maisterra, Jisa Rodriguez, Samir Carrillo y Greta Dumont y el propio Ruiz Bartlett, “Descubriendo al Che” propone a través de una puesta dinámica con características de bio-pic,y proyecciones que ofrecen información documental responder una pregunta “¿cómo se transforma una persona en mito?”.
Para conocer los secretos detrás de esta historia, desde Minúscula charlamos con Francisco Ruiz Barlett.
Cuando Matías Puricelli le propuso a su amigo Francisco Ruiz Barlett interpretar al Che Guevara, la respuesta que recibió del intérprete fue: no. Y esa negativa no tenía que ver con el texto de la obra sino con algo más personal, más íntimo. Así como Hamlet se debatía entre ser o no ser, Ruiz Barlett batallaba con el pulso de hacer o no hacer del Che Guevara.
“Cuando Matías Puricelli me llamó para hacer del Che al principio le dije que no. No quería porque me cuesta el concepto de la imitación. Es una búsqueda artística por la que no me siento convocado”, Ruiz Barlett comienza su relato de origen por el principio y luego de la pausa necesaria para imaginar esa conversación inicial detalla cómo llegó a la gráfica de la obra que lo muestra como Guevara.
“Después de ese primer no, Puri insistió un poco más con el pedido y yo le propuse buscar un proceso artístico que nos permita desarrollar la idea de que el Che emerja en la función en lugar de buscarlo desde la imitación”, explica.
– ¿Cómo fue el proceso de adaptación?
– Fue un proceso muy hermoso. Lo que nosotros tratamos de hacer fue usar algo del material escrito que tenía algunos tintes más biográficos, una información más taxativa de la historia de Ernesto Guevara, y a eso le sumamos nuestra propia búsqueda. Todo lo que leíamos sobre el Che y nos producía admiración, lo ponemos en la obra. De esa manera nació la idea de incluir un narrador en vivo que de alguna manera guíe el relato y que finalmente podemos decir que termina expresando con palabras lo que nos fue pasando a Puri y a mí en el descubrimiento del personaje . La adaptación tiene que ver con eso. Con poner en el libro lo que nos fue pasando como investigadores y por eso esta idea de “descubrir” al Che. Es la propuesta para cada espectador.
– ¿Cómo se decidió que las entradas fueran a la gorra?
– Llegamos, como se llega muchas veces a esta decisión, por la deficiencia del grupo político que nos gobierna y por la mirada que tiene este gobierno libertario con respecto a nuestra cultura. Estas circunstancias habilitan esta posibilidad de ser un poco como trinchera. Ser un espacio de invitación a la reflexión, a las miradas, a compartir cultura que es lo que siento que hace a la identidad de un país. Tomamos la decisión de que la cultura sea para todos y todas y eso es algo que siempre tratamos de hacer en la medida de lo posible.
Hacerlo a la gorra tiene que ver con eso, con hacernos eco de lo que está pasando con la realidad sociopolítica y seguir defendiendo la idea de que la cultura tiene que ser algo para todos. Es realmente una necesidad.
– Si tuvieras que elegir tu momento preferido de la obra ¿cuál sería?
– El momento del discurso en la ONU es uno de los momentos que más disfruto, no solo porque estoy al lado de la gente, sino que justamente esa escena llega en ese famoso casi tres cuartos de la obra. Creo que todo lo que viene antes es una preparación en la que oscilo entre “Fran” y una especie de “maqueta del Che Guevara” para llegar a ese momento lo más despojado posible. Hablando en términos mágicos, me diluyo para que aparezca el Che.
Al preguntarle sobre el trabajo junto a sus compañeros, Francisco afirma sin rodeos que son una familia y sobre el nuevo espacio para esta segunda temporada explica que esta suerte de búsqueda ritual que busca que el personaje emerja en escena se potencia gracias a la cercanía que produce el escenario del Método Kairós. “No es la misma que se encuentra en el Cultural San Martín donde la sala más grande y la disposición escenotécnica más horizontal hace que el público quede más lejos. En Kairós estoy realmente al lado de la gente», detalla el intérprete.
La obra al tener esta búsqueda un poco de ritual, de tratar de hacer que emerja el personaje, si pasa algo con la cercanía que produce el Kairós que no es la misma que se encuentra en el Cultural San Martín, donde de repente no solo es una sala más grande sino que la disposición escenotécnica es un poco más horizontal o sea que la gente te queda más lejos. Cuando hago el discurso de la ONU, que es uno de los momentos que más disfruto, estoy realmente al lado de la gente. Eso en cierta manera facilita el ritual.
– ¿Cómo vivís la respuesta del público al final de la función?
– La respuesta del público es muy buena. Yo creo que esto pasa sobre todo porque nosotros no bajamos ninguna mirada. Quiero decir, no nos posicionamos en ningún lugar con respecto al Che; y él no deja de ser, como todo mito de la idiosincrasia latinoamericana, una figura en la que uno reconoce que siempre hay posiciones: los anti guevara y los pro guevara. El Che ya se convirtió en un logo, como dice Kevin Johansen en su canción. Nosotros intentamos humanizar un poco esa mirada y decir: “¡Qué interesante esto!”; “¡Qué miedo esto!”; “¡Qué bello esto!”.
La mirada que más perseguimos con Puri es contar lo que creo hace a estos personajes: la convicción. Qué admirable que alguien pueda sostener una convicción hasta la muerte. Creo que eso es algo que convoca a cualquier ser humano. Creo que el hecho de no tomar partido hace que el espectador se permita la oscilación y que intente comulgar con algo un poco más humano. Lo que termina emergiendo tiene que ver con la búsqueda y también con la vigencia de su discurso.
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