Una obra, contada en fuerte lenguaje erótico, que convierte a los espectadores en una gran conciencia que cuestiona la moral (apta para mayores de 18 años).
“Un poco así es la vida vincular. Uno tiene distintas situaciones, momentos o reacciones y verlo reflejado en escena genera momentos de gran reflexión”, adelanta Luis Porzio, el director.
Afterglow nos invita a espiar la intimidad de un matrimonio gay, quienes están próximos a convertirse en padres y viven una relación estable pero abierta. En este escenario, se ponen sobre la mesa los límites del deseo, la confianza y la fidelidad.

Se trata de una gran propuesta que equilibra el mundo concupiscible, mental y emocional en un mismo guión, tan dinámico que hasta los silencios provocan cierta tensión reflexiva.
En una primera impresión, la obra tiene sus bases en varias – muy bien logradas – escenas de sexo, acompañadas por una acertada iluminacion y distintas angullaciones que cuidan, milimétricamente, cada elevado y ardiente momento del coito.
“Para las escenas de desnudez trabajamos super relajados y se aclaró a los actores que cualquier cosa que los hiciera sentir incómodos, lo expresaran”, reconoce Porzio.
Pero, de aquellas expresiones sexuales, tan reales que estremecen, brota la emocionalidad. Las expectativas, la comunicación asertiva y la honestidad florecen en un campo donde el espectador camina descalzo y se conecta, vibrante, con aquella verdad.
“En Afterglow, todos nos vamos sintiendo identificados con distintos momentos de cada uno de los personajes y eso me parece super enriquecedor”, agrega el director.
“Las parejas LGBT no sobreviven mucho en el tiempo”, es aún uno de los mayores prejuicios sobre la comunidad. Pero, si bien Afterglow está contada en clave gay, de su argumento no escapa ninguna relación sexoafectiva, más allá del género.
Los conflictos de estos personajes pueden hacerse presentes en cualquier relación, homosexual o no, que desee cruzar los límites de la monogamia. “La obra va más allá de la temática gay, habla de los vínculos de las personas en general y las formas de sincerarse dentro de una relación”, suma Porzio.
El director agrega: “El prejuicio de lo transgresor o abierto también se relaciona muchísimas veces con la promiscuidad y tampoco creo que sea así, hay muchas formas de vincularse y de amar”.
Afterglow es uno de los grandes éxitos del Off-Broadway de Nueva York y cuenta con un récord: es la obra de mayor duración sobre las tablas del Davenport Theatre.
¿QUÉ ES EL OFF-BROADWAY?
Primero, debemos entender qué es Broadway. Se trata de un circuito de cuarenta teatros profesionales (todos con más de 500 butacas) situados en el Theatre District de Manhattan, en Nueva York. Allí, se presentan las obras de teatro más prestigiosas del mundo.
Sin embargo, existen otros teatros más pequeños que ofrecen obras de mucha calidad, pero que se ubican fuera del circuito de Broadway, y estos son conocidos como Off-Broadway. Se trata de un circuito de 61 teatros profesionales, también de Manhattan, que apenas superan las 100 butacas.
Por todo esto, el Off-Broadway es una alternativa ideal para aquellas obras que necesitan una atmósfera intimista, que no permite el inmenso teatro comercial neoyorquino. También, suele estar relacionado al género under o indie.
Y si de intimismo se trata, Afterglow no es la excepción. La obra recorre el mundo con grán éxito y lo mismo está sucediendo en Buenos Aires.
Una de las particularidades de esta propuesta es que cuenta con un elenco móvil. “Lo interesante de esto es que podemos trabajar lo vincular en cada uno de los actores que van rotando el elenco”, agrega el director.
Los personajes son tres, pero el elenco está compuesto por seis actores quienes, en las distintas funciones, van cambiando la combinación entre ellos. “Esto lo convierte en una dinámica súper lúdica y divertida. Ninguna función es igual a la otra, es un desafío increíble”, asegura el director.
Laurentino Blanco, David Scansetti, Santiago García, Federico Sorrentino, Fernando Cuellar y Axel Novoa son impecables en sus actuaciones, siempre al límite, navegan con mucho acierto el un fluir de energías mentales, emocionales, sutiles y carnales.
La obra cuenta con elementos de transición bastante interesantes como una cama que, según la orientación de la frazada, transmuta de entorno físico. La iluminación hace un gran porcentaje de la narrativa: cuida, potencia, acerca y aleja.
Además de los temas vinculares, en esta propuesta se dejan ver pequeñas pinceladas que también llegan a la diferencia de clases y, en algunos casos, a una sutil manipulación económica inconsciente.
Visitar esta obra es más que sexo, es más que emocionalidad. El abanico se abre, vuela alto y vale la pena. “Afterglow nos demuestra que la manera en que nos vinculamos habla mucho de nosotros”, concluye el director.
Se están presentando en Teatro Buenos Aires (Rodriguez Peña y Avenida Corrientes – CABA) y tienen función los sábados a las 22:30 hs. No es apta para menores de 18 años y las entradas las conseguís en Plateanet o en la boletería del teatro.
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