RESEÑAS teatro

«Las Bingueras de Eurípides»: cuando clandestino es sinónimo de libertad

Se trata de una comedia que no teme delirar, mostrarse incorrecta y pintar fuera de líneas para hablar sobre las normas morales y el daño que estas provocan. “Esta obra toma postura, toma un lugar muy concreto y no se hace la tonta. No esquiva, no mira hacia otro lado”, abre Francisco Civit, su director.

«Las Bingueras de Eurípides» es una tragicomedia profusa y chispeante, que sucede puertas adentro de un bingo clandestino. Este lugar, más que un punto de encuentro, es donde una manada de pispiretas mujeres hace posible su grupo de pertenencia.

Allí comparten sus desafíos cotidianos y sus cargas. Lo viven como un espacio de resistencia, se confiesan, son sinceras consigo mismas y con las demás, lloran, ríen y explotan de alegría con su comunidad.

Francisco agrega: “La obra habla de cosas muy lindas, como la contención comunitaria, sobre cómo la comunidad se contiene ante una adversidad para soportar los malos momentos. También nos cuenta cosas muy terribles, como el abuso de una autoridad represiva e incisiva que oprime desde un machismo que impone normas morales”.  

El afuera, para ellas, duele. Pero no siempre contaron con ese espacio divino, aquel nido protector logró estructura gracias a la llegada de la transformadora y vibrante Dionisia a la zona; quien se convirtió en una suerte de matriarca para estas señoras.

La propuesta es opulenta y alardea de su enérgica música en vivo, bien sostenida por las talentosas voces del elenco que – sumada al magnificente guión- se convierte en una expresión artística filosa y vertiginosa.


“Cuando me llegó la obra a las manos, la leí y sentí un cross de derecha a la mandíbula porque me encontré con un material muy chabacano y, al mismo tiempo, extremadamente culto porque estaba escrito en verso y tenía un montón de cuadros musicales”,

cuenta Francisco.

La vorágine romantiza con el deseo de libertad y todo se convierte en colores, luz y movimiento. Pero, además, y con mucha cintura, “Las Bingueras de Eurípides” se permite caer en un deep reflexivo que genera espasmos en el espectador.

“La opresión desencadena en la violencia de los oprimidos, en cuando la tortilla se da vuelta. Y cuando la tortilla se da vuelta, las cosas son insostenibles. me parece que la obra mira al poder y le dice: ché, cuidado acá”, sostiene el director.

Es tanta la cantidad de actores en escena, que siempre que el guión hace foco en un grupo, el resto queda embelleciendo el espacio de manera cuidadosamente diseñada.

En este punto, el vestuario, vívido y juguetón, se convierte en una suerte de caleidoscopio que no frena e invita a subirse a la diversidad de cuerpos y estímulos visuales, desde las vestiduras.

“Me siento muy orgulloso de los intérpretes, porque en cada función, se entregan al espectador como si fuera la última vez y creo que eso, el público, lo siente, lo percibe”, reconoce Francisco.

Eso es algo que se nota y destaca en la propuesta. El elenco parece conocerse tanto que los diálogos no son meras palabras, sino que, desde los modismos argentos, la verborragia y el verso genera un estado barrial, conocido y cercano; cómodo de habitar.

Personajes simples que pasan por momentos extraordinarios, conectando con las necesidades, los deseos y el sentido de pertenencia, eso es «Las Bingueras de Eurípides».

La obra se está presentando los sábados a las 18 en Itaca Complejo Teatral (Humahuaca 4027 – CABA) y podés conseguir las entradas en Alternativa Teatral.


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